Artículos editoriales |
Fecha: 03/08/08 |
Peso artificial vs Peso sólido Alejandro Gómez Tamez* Mucho se ha dicho recientemente acerca del “Super peso” como si realmente nuestra moneda fuera una moneda fuerte en el ámbito internacional. Hemos señalado en múltiples ocasiones que México tiene una moneda “artificialmente fuerte” en este momento por la coyuntura que provoca que las tasas de interés en nuestro país sean considerablemente más altas que en Estados Unidos, lo que despierta la voracidad de inversionistas nacionales y extranjeros ocasionando la entrada masiva de divisas a nuestro país. Y como no va a ser así, si al escribir estas líneas la tasa Libor a un mes está en un nivel de 2.46 por ciento anualizado, mientras que la TIIE a 28 días en México se encuentra en 8.44 por ciento anualizado. Así es que en México nuestra tasa de interés interbancaria es 3.4 veces más alta que en los mercados interbancarios internacionales.
Es fundamental tener presente que la fortaleza actual del peso es un mero fenómeno temporal y eventualmente el peso tomará su valor de equilibrio en función de lo que marca la Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). En otras palabras, el peso eventualmente tendrá que ajustarse en función de que en los años recientes en México hemos tenido tasas de inflación más altas que en Estados Unidos, lo que provocará que el tipo de cambio real peso/dólar aumente. En otras palabras, si de junio de 1997 a junio de 2008 la inflación en México fue de 112.38 por ciento, y en el mismo periodo la inflación en Estados Unidos fue de 36.5 por ciento, lo que es de esperarse es que el tipo de cambio peso/dólar hubiese aumentado 55.58 por ciento (que es el diferencial de las inflaciones), pero en realidad el tipo de cambio solamente aumentó 29.9 por ciento, lo que provocará que eventualmente haya un ajuste en el tipo de cambio.
Pero volviendo al tema del “super peso” actual, vale la pena formular algunas preguntas a aquellos analistas que nos quieren hacer creer que tenemos una moneda sólida, ¿Si el peso realmente es una moneda fuerte, por qué no es aceptado en otros países como si son aceptados los dólares, euros, yenes, y otras tantas monedas? ¿Si el peso es fuerte, entonces cuál será la paridad peso/dólar dentro de diez años? Esta pregunta es crucial, ya que si el peso fuera una moneda sólida, entonces podemos esperar que dentro de diez años tenga un nivel cercano al actual, y la verdad es que como puede ser que este en un nivel de $15 pesos por dólar, es posible que esté en $20 pesos por dólar o inclusive más alto.
Otro punto que es fundamental al hablar del “super peso” es el relacionado con los instrumentos de inversión. Al escribir estas líneas la tasa de interés que paga el bono mexicano a 10 años es de 8.98 por ciento, mientras que el rendimiento del bono mexicano a 20 años es de 9.08 por ciento. Así que si en la actualidad la tasa de los Cetes a 182 días es de 8.53 por ciento. Esto nos indica que los inversionistas están previendo que las tasas de interés se mantendrán elevadas en el mediano plazo. ¿Por qué podemos afirmar esto? La respuesta esta en función de un concepto bastante sencillo de las finanzas y se denomina “curva de tipos”, y en ella se señala que si los instrumentos financieros a más largo plazo pagan una tasa de interés más alta que la tasa de corto plazo, entonces los inversionistas están previendo que en el futuro las tasas de interés de corto plazo serán más altas que en la actualidad. De manera análoga, si las tasas de interés de los rendimientos de más largo plazo fueran más bajas que las de corto plazo, entonces eso implica que los inversionistas estarían previendo que las tasas de interés de corto plazo serán más bajas en el futuro. Por lo tanto, ¿si nuestra moneda es “fuerte” porque tenemos que pagar tasas de interés anualizadas de 8.98 por ciento, mientras que los bonos estadounidenses a 10 años pagan un rendimiento del 3.96 por ciento anualizado? Esto implica que si el gobierno mexicano emitiera bonos el día de hoy, los tendría que vender a $42.31 pesos para entregarle a los tenedores de dichos bonos $100 pesos dentro de 10 años; y de igual manera, tendría que vender los bonos a 20 años hoy en $17.58 pesos para entregarle a los tenedores de dichos bonos $100 pesos dentro de 20 años. Un negocio bastante redituable para los inversionistas, lo que denota que tal vez el peso no sea tan fuerte como nos lo quieren hacer creer algunos, ya que de lo contario no estaría pagando estos jugosos rendimientos. Y es que hay que tener presente la relación riesgo-rendimiento, la cual establece que a mayor riesgo de una inversión, mayor debe ser el rendimiento pagado. En otras palabras, el hecho de que tengamos una moneda débil nos provoca pagar más elevadas tasas de interés, lo que repercute negativamente en las empresas que tienen que pagar mayores costos financieros por sus créditos, y al pagar dichos intereses los productos nacionales se hacen menos competitivos.
Por otra parte, un punto que merece ser destacado y aplaudido es la decisión que tomó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) de adquirir 8 mil millones de dólares provenientes de la Reserva Internacional del Banco de México. Esta decisión hay que aplaudirla porque es inteligente al cumplir dos objetivos: 1) comprar dólares baratos y así cubrir anticipadamente los requerimientos operativos de divisas del Gobierno Federal durante los siguientes meses; y 2) frenar la apreciación del peso frente al dólar. Si bien es cierto que la SHCP no manifestó que su objetivo fuera el de detener el alza del peso, así ha sido interpretado por diversos analistas financieros.
La decisión de la SHCP es valiente porque le está diciendo al Banxico que, no obstante la política monetaria restrictiva que ocasiona la apreciación del peso, la SHCP esta dispuesta a hacer lo necesario para que no se perjudique más la planta productiva nacional con un dólar barato. Además de que Hacienda tiene que hacer algo, ya que entre más bajo este el precio del dólar, menos pesos recibirá el erario por los barriles de petróleo exportados; además de que los exportadores también recibirán menos pesos por sus ventas al exterior, lo que les genera menores utilidades y por lo tanto pagarán menos impuestos.
Hay que recordar que el 4 de junio el presidente Felipe Calderón exhortó al Banxico a que baje sus tasas de interés para fortalecer la producción y el consumo. Este pronunciamiento fue secundado por José Ángel Gurría (Secretario General de la OCDE) y por la misma Secretaría de Hacienda; pero la respuesta del Banxico ha sido subir las tasas de interés en dos ocasiones (hasta 8 por ciento) con la consecuente apreciación del peso en los mercados internacionales. Así, gracias a la SHCP se detuvo, al menos temporalmente, la apreciación del peso.
Para concluir solamente basta decir que no existe tal cosa como el “super peso”, ya que en realidad lo que tenemos desafortunadamente es una moneda con fortaleza artificial. Si queremos que nuestro peso sea realmente sólido, requerimos de una verdadera reforma energética (no como la reforma “ultra light” que propone el PRI que no permite la inversión privada en refinerías en territorio nacional), requerimos ampliar la base gravable de nuestra nación para que no seamos siempre los mismos los que pagamos impuestos, necesitamos una política económica que incentive la producción y el empleo, además de leyes que protejan eficientemente a nuestros productores del contrabando y la piratería. * Director General GAEAP
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