Artículos editoriales |
Fecha: 14/04/10 |
La política monetaria y su impacto en la competitividad Alejandro Gómez Tamez* La política monetaria de un país es fundamental para el desarrollo de su planta productiva. Concretamente tenemos que una política monetaria laxa ocasiona un incremento de la oferta monetaria y por lo tanto una disminución de las tasas de interés. Por el contrario, una política monetaria restrictiva provoca una reducción del circulante y por lo tanto un alza en el costo del dinero. Las tasas de interés a su vez inciden en la actividad económica, ya que éstas afectan las decisiones de consumo e inversión productiva. La teoría económica nos muestra que cuando sube la tasa de interés, las personas prefieren ahorrar que realizar inversiones productivas; y de igual manera, si suben las tasas de interés el dinero se vuelve más caro y las personas consumen menos a crédito. Esto es lo que por lo general tenemos presente cuando se habla de la relación entre tasas de interés y actividad económica; sin embargo, hay otra relación que tienen ambas variables y que impacta de manera directa el desempeño y competitividad económica. Nos referimos a la vinculación existente entre el nivel de las tasas de interés y el tipo de cambio. |
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La Paridad de las Tasas de Interés (PTI) establece que el diferencial de las tasas de interés entre dos países debe ser exactamente igual al diferencial del tipo de cambio a futuros y el tipo de cambio spot. Este tecnicismo lo que implica es que si un país sube sus tasas de interés muy por encima del nivel de sus principales socios comerciales o económicos, esto provocará la entrada masiva de divisas al país con las tasas de interés más altas, con la consecuente disminución del tipo de cambio. Y esto es precisamente lo que ocurre con la economía nacional en este momento. Tenemos en la actualidad una tasa de interés de los Cetes a 28 días de 4.41 por ciento anualizado, mientras que en Estados Unidos un bono del Tesoro a plazo de un mes está pagando 0.11 por ciento anualizado. Esto implica que las tasas de interés en México son 40 veces más altas que en nuestro vecino del norte, y desde luego que esto se constituye como la explicación principal de la reciente revaluación del peso mexicano. El regreso de la liquidez a los mercados financieros internacionales significa que los especuladores andan sueltos nuevamente y están cazando las mejores oportunidades de inversión. México se presenta como una de ellas, y así los capitales golondrinos nos inundan de dólares con la consecuente sobrevaluación del peso. La fortaleza del peso es motivo de alegría solo para los desinformados, ya que no se dan cuenta de que en la medida en que los dólares son más baratos veremos inundados nuestros mercados con productos importados, y de igual forma, los exportadores nacionales tendrán más dificultades para vender sus productos en el exterior. De nada nos sirve tener un peso fuerte si esto se da a costa de perder empleos ante la pérdida de competitividad nacional. Un dólar a $12.20 pesos no permite que los exportadores nacionales puedan incursionar en los mercados internacionales, ya que el aumento del costo de los insumos no viene aparejado al alza en el precio del dólar. Esto implica que los costos de producción van al alza y el precio del dólar a la baja, entonces el resultado final es un producto nacional cada vez más caro en términos de dólares. De acuerdo al Bank of America, el peso mexicano es en la actualidad la moneda emergente con el mejor desempeño en lo que va del año. Esto no debe ser motivo de alegría sino de preocupación, ya que esto es equivalente a decir que México es el país que más competitividad en precio ha perdido en lo que va del año con respecto a otras naciones como China, Corea, Brasil, Malasia, Singapur, entre otros. La autoridad monetaria debe dejar de apostar a la sobrevaluación del peso como instrumento para controlar la inflación, y debe de una vez por todas decidirse a apoyar a la planta productiva nacional implementando las políticas monetarias que se traduzcan en una baja de las tasas de interés y por lo tanto un ajuste gradual de la paridad hasta que la ubique en niveles competitivos. Varios analistas coinciden en los riesgos de la sobrevaluación del peso, el daño que esto le causa a los exportadores, y sobre todo las repercusiones que ésta tendrá en el empleo en el ámbito nacional, ya que la producción extranjera desplazará a la nacional a través de las importaciones. Una paridad de $13.20 pesos por dólar nos ubicaría en condiciones de competitividad. Ante todo esto, hacemos un llamado a las autoridades del Banco de México para que haya una modificación de la política monetaria en aras de alcanzar la competitividad nacional de manera equilibrada y sostenida. En la actualidad se ha señalado el riesgo de que el dólar baje a niveles de $11.60 pesos, si eso ocurre, no sólo el sector exportador de calzado lo resentirá, sino que toda la planta industrial se verá afectada negativamente en el mediano y largo plazos. Estamos a tiempo de hacer algo por nuestro país. Por el bien de México dejemos atrás al “super-peso” y sigamos los ejemplos exitosos, los cuales tienen una característica común: tienen una moneda subvaluada que les da competitividad, impulsa su planta productiva, mantiene sus importaciones a raya y fomenta el crecimiento económico. Así, se vuelve fundamental que el Banco de México amplíe su mandato constitucional, ya que en la actualidad éste se limita a "preservar el poder adquisitivo de la moneda". Esto, como hemos visto, provoca fuertes distorsiones en la economía, ya que en un afán de "luchar contra la inflación" el Banxico incurre en las políticas monetarias antes descritas. Así, con este pretexto, las tasas de interés se mantienen permanentemente altas con los efectos perversos ya mencionados en el tipo de cambio. Si los legisladores modificarán el mandato del Banxico, de manera que fuera similar al del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos, entonces tendríamos a un banco central también obligado a implementar políticas tendientes a fomentar el crecimiento económico y el empleo. De esa manera sería menos probable que el peso mexicano se sobrevalué una y otra vez como lo ha hecho a lo largo de la historia reciente en perjuicio de la planta productiva nacional. Director General GAEAP* |
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