Artículos editoriales |
Fecha: 11/06/10 |
México: buen comprador y mal vendedor Alejandro Gómez Tamez*
Para desgracia de la economía nacional y su planta productiva, el gobierno federal ha tomado una de las decisiones de política industrial (si es que hay política industrial) más torpe del sexenio: cerrar 7 oficinas comerciales de ProMéxico en el extranjero.
La “razón” para cerrar estas oficinas es la reducción presupuestal de que fue objeto ProMéxico en 2010 y la baja productividad que presentaron las consejerías comerciales de esa institución gubernamental en el extranjero. Así, después de evaluar la productividad de las 36 oficinas de representación en el exterior que operaron en 2009, se decidió clausurar las de Hong Kong y Shanghai (China), Atlanta y San Francisco (EU), Argentina, Suiza y Rusia, por lo que ahora sólo quedan 29.
Esto es absurdo, ya que la realidad es que si un negocio tiene su representante de ventas en el extranjero que no está funcionando, pues no cierras el negocio, lo que haces es cambiar al representante. Eso es lo que debió haber hecho ProMéxico con las oficinas que no funcionan, no cerrarlas, sino poner funcionarios que si sepan hacer su trabajo: encontrar mercados para los productos nacionales. Y que no nos vayan a decir los funcionarios de ProMéxico que no pueden encontrar personal calificado que administre estas oficinas de representación, ya que en la iniciativa privada hay muchas personas de reconocida trayectoria capaces de hacer ese trabajo.
El cierre de oficinas de representación comercial también es culpa de la Cámara de Diputados (instancia responsable de aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación), la cual disminuyó el presupuesto de ProMéxico de $1 mil 72 millones de pesos en 2009 a $758 millones de pesos en 2010. Es decir, una baja de 30 por ciento a la principal instancia gubernamental promotora de las exportaciones. ¿En qué estaban pensando los diputados cuando aprobaron esto? ¿No se dan cuenta de que ante la debilidad del mercado interno lo que sacará a México adelante son las exportaciones? ¿Qué acaso los diputados piensan como los funcionarios de la Secretaría de Economía considerando que el único sector exportador que debe funcionar bien es el automotriz? La verdad es que deja mucho que desear esta actuación de los diputados que no apuestan al sector externo.
También resulta sumamente negativo que la decisión de disminuir el presupuesto de ProMéxico ocasionó la cancelación de proyectos, tales como abrir una oficina en Sidney, Australia. Además de que se tuvo que recortar el número de trabajadores de esas instancias, ya que en promedio cada consejería era atendida por entre siete y diez personas, y ahora sólo lo hacen de cuatro a cinco, es decir que se despidió a 60 empleados y actualmente hay 120 en las representaciones de ProMéxico. Es decir, hay solamente 120 empleados federales promoviendo los productos mexicanos en el extranjero. ¿Y cuántos asesores hay en la nómina de las secretarías de estado a nivel federal? Nada más los puros asesores del Secretario de Hacienda suman muchos más que 120. ¿Entonces cual es la lógica de estas decisiones? ¿Permitir que la burocracia federal improductiva crezca y crezca, pero a la que sirve a los intereses de las empresas exportadoras, a esa hay que eliminarla? Mal, mal y mal por los diputados y por el gobierno federal que permitió que aniquilaran actividades importantes de ProMéxico.
Hemos señalado en editoriales pasados que en la medida en que se le ponen trabas a la exportación se dificulta la creación de empleos. Así que el recorte al presupuesto de ProMéxico contribuye a que el Presidente del Empleo se vea mal porque sus metas de creación de puestos de trabajo no se van a cumplir si nos atenemos únicamente al mercado interno, ya que el actual crecimiento económico beneficia principalmente a las grandes empresas.
La realidad es que la recuperación económica nacional, plasmada en un crecimiento de 4.3 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) durante el primer trimestre de 2010, no se ha traducido en una mejoría para la gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas (Pymes). Esto lo confirma Miguel Marón Manzur, subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa de la Secretaría de Economía.
El pasado 7 de junio el funcionario reconoció el grave problema de este sector de la economía. Dijo que la crisis de 2009 no sólo ocasionó la mortandad de decenas de empresas y el debilitamiento de otro tanto, sino que también frenó a las que estaban a punto de escalar de un segmento a otro, por ejemplo de micro a pequeñas y de éstas a medianas.
¿Y qué tal esta joyita?: Marón Manzur reconoció en entrevista con El Financiero que “la mejoría que presentan las variables macroeconómicas aún no la palpan muchas empresas, sobre todo las que sólo están dedicas al mercado doméstico”. ¿Entonces es correcto cerrar las oficinas comerciales que nos ayudan a consolidar ventas en el extranjero? Pues si no funcionaban, mejor hubieran despedido al personal que no hacía bien su trabajo en estas oficinas y hubieran puesto a gente capaz. No, recortarles su presupuesto.
Pareciera que las autoridades federales (incluidos los miembros del Congreso) no alcanzan a entender que a México no le es suficiente el crear 63 mil empleos por mes, tal como sucedió en el mes de mayo de este año. Si este es el ritmo de creación de empleos, pues entonces en un año se crearían unos 750 mil empleos. Se supone que nuestro país debería estar creando unos 2 millones de empleos formales por año para así dar entrada a las personas que cada año se integran a la población económicamente activa y poder abatir el déficit de empleos que se tiene (lograr que haya menos incidencia de la economía informal).
Entonces, no podemos seguir apostando en exclusiva al mercado interno o a sectores que hacen que nuestra balanza comercial se vea bien, tales como el automotriz. Se deben apoyar a todos los sectores económicos para que incursionen en el mercado externo. Sobre todo, se debe apoyar a las pequeñas y medianas empresas a través de oficinas que les ayuden a encontrar mercados, mediante un tipo de cambio competitivo y por medio de incentivos a la exportación como los que el gobierno chino o brasileño otorgan a sus productores nacionales.
Lamentablemente el resultado de las políticas implementadas por el gobierno federal y los legisladores ha mermado la presencia de México en los mercados internacionales. El pasado 5 de junio, la subsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía (SE), Beatriz Leycegui reconoció que la participación de México en el comercio mundial pasó de 2.7 a 2.1 por ciento en los últimos ocho años y sólo ocho estados de la República concentran más de 75 por ciento de las exportaciones mexicanas. ¿Necesitamos decir más para evidenciar que vamos por el camino equivocado? Ante esto no queda más que preguntarse una vez más ¿Por qué se decidió recortar el presupuesto de dependencias como ProMéxico?
Ojala y el gobierno federal y el Congreso decidan enmendar el rumbo y ahora sí apoyen decididamente los esfuerzos por aumentar el comercio exterior nacional. Es un error que se puede enmendar, ya que falta poco para que se presente el paquete fiscal del 2011. Esperamos que en este paquete veamos fuertes apoyos a las pequeñas y medianas empresas exportadoras, así como a las dependencias de gobierno que apoyan la incursión de estas empresas en los mercados extranjeros.
Finalmente, cabe señalar que sería muy conveniente que se explicara el criterio bajo el cual Proméxico o la Secretaría de Economía abrieron las oficinas que ahora están cerrando. ¿Fueron ocurrencias o se hizo un estudio que lo avalará? Estaremos esperando esa información.
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