Artículos editoriales |
Fecha: 08/06/08 |
México puede ser un país maravilloso Alejandro Gómez Tamez* En la entrega anterior comentábamos que México está dejando pasar un momento histórico en términos del precio del petróleo, y que mientras que hay países que avanzan en competitividad, otros salen a comprar el mundo, pero México se está rezagando. Realmente nuestro país está complicando su situación económica cada día un poco más y en lugar de estar trabajando para resolver los problemas, estamos perdiendo el tiempo en discusiones inútiles y el dinero en subsidios que implican un despilfarro de la riqueza nacional. Los indicadores económicos más recientes de la economía nacional no mienten y en este artículo se explican. En México durante el año 2007 registramos un déficit en la balanza comercial (importamos más de lo que exportamos) de 10 mil 73.8 millones de dólares, cifra al parecer muy manejable ya que representa aproximadamente el 1 por ciento de nuestro PIB. Sin embargo, ¡sin el petróleo nuestro país hubiera registrado un déficit en 2007 de 53 mil 91 millones de dólares! Esta cifra nos hace temblar y nos pone a pensar qué vamos a hacer cuando el petróleo se nos termine. Por su parte, en los primeros cuatro meses de este año, México registra un déficit en la balanza comercial de 2 mil 741 millones de dólares, pero si eliminamos las exportaciones petroleras, entonces en los primeros cuatro meses del año tendríamos un déficit de 20 mil 344 millones de dólares. No hace falta decir más acerca de la relevancia de la reforma energética que nos permita continuar produciendo y exportando petróleo. Ya se nos informó que Cantarell ha disminuido su producción petrolera y que la base de exportación se contrajo en 300 mil barriles de petróleo diarios, tenemos el tiempo encima, ya que de otra manera nos ocurrirá lo mismo que a Indonesia, país que pasó de ser miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a ser un importador neto de petróleo. Así pues, queda claro que el déficit de la balanza comercial se está financiando (o subsidiando) con remesas, pero sobretodo con las entradas masivas de capital que está teniendo nuestro país. Concretamente, en el año 2007 registramos un superávit en la cuenta de capital de la balanza de pagos (compuesta principalmente por inversión extranjera directa y de cartera) por 19 mil 633 millones de dólares. ¿Pero qué ocurrirá con nuestro país cuando disminuya aun más nuestra capacidad de producción y exportación de petróleo? Cuando eso ocurra seguramente se nos perciba como un país riesgoso por sus elevados déficits en la balanza comercial, lo que ocasionará que dejen de fluir los capitales al país en las magnitudes que ahora entran. Entonces, ante una menor oferta de dólares, veremos un severo ajuste en el tipo de cambio y una importante alza en las tasas de interés. La experiencia internacional nos muestra que la base de los países que ahora son primermundistas fue su sector industrial y que ahora es el de sus servicios, por lo que sería una torpeza en México no continuar promoviendo el sector industrial nacional en sus cuatro actividades: manufacturas, construcción, electricidad y minería. Como nación debemos centrarnos en el desarrollo industrial y en la creación de empleos. Esto a su vez hará que disminuirá la brecha entre ricos y pobres y hará que el fisco tenga más recursos. Por lo anterior, es importante comentar acerca de los diversos focos amarillos que se presentan en la economía real: La actividad de la economía mexicana registró una disminución de 1.5 por ciento anual en el Índice General de Actividad Económica (IGAE) durante el mes de marzo de 2008; la Producción Industrial en México disminuyó -4.9% en el tercer mes de este año respecto a la del mismo mes de 2007, como consecuencia de la caída registrada en tres de los cuatro sectores que la integran; en el tercer mes del año en curso, el personal ocupado en la industria manufacturera de transformación disminuyó -0.9% respecto a marzo de 2007; entre otros indicadores que son dignos de preocupación. En este sentido, debemos cuestionar dos puntos básicos de la estrategia de desarrollo: la absurda política monetaria del Banco de México y el papel que están jugando los bancos con sus tasas de interés y comisiones. La política monetaria restrictiva del Banxico provoca que las tasas de interés se mantengan artificialmente elevadas y quita valiosa liquidez a la economía nacional. El Banxico se justifica diciendo que lo hace para controlar la inflación, pero lo que no entiende o no quiere entender es que la inflación que está viviendo México en este momento no es causada por un exceso de dinero, sino por factores estructurales internacionales (alza en alimentos y energéticos). Es bien sabido que la estrategia del Banxico es mantener la política monetaria restrictiva para que las tasas de interés estén altas y así entren más divisas al país. La entrada de divisas provoca que el peso se sobrevalue o un dólar barato (lo que ayuda a combatir la inflación), pero provoca la pérdida de competitividad de la economía nacional, por lo que aumentan las importaciones y caen nuestras exportaciones, dañando la planta productiva nacional. En relación a esto hay que aplaudir al presidente Felipe Calderón porque el miércoles 4 de junio hizo un exhorto al Banxico para que baje las tasas de interés, aunque fue severamente criticado por los “gatilleros” del sistema bancario, quienes calificaron de irresponsable dicha declaración. El presidente tiene razón, se debe procurar una disminución de las tasas de interés para que así se incentive el consumo y la inversión productiva. Sin embargo, obviamente esto no les conviene a los banqueros porque implica menos utilidades en su negocio de prestar dinero. La política del oligopolio constituido por los banqueros, que se ensañan con el cobro de elevadas tasas de interés y comisiones bancarias, es sumamente dañino. México es uno de los países con mayor diferencia entre las tasas de interés pasivas (las que paga el banco a los ahorradores) y las activas (las que cobra el banco a los deudores) y las autoridades monetarias de este país no hacen nada para frenar el abuso de los banqueros cuyos márgenes de intermediación superan en algunos casos los 50 o 60 puntos porcentuales. Hemos comentado que en la medida en que los intereses sean más bajos las personas podrán pagar sus deudas, consumir más y todo esto redundará positivamente en la producción y el empleo nacionales. En este punto, valdría la pena que la Secretaría de Hacienda autorizará la existencia de más bancos con sentido social que generen competencia y que apoyen el aumento de la productividad nacional. Con la política actual de la banca podemos ver porque en este país los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez más pobres y la clase media está desapareciendo. Para finalizar, debemos señalar que México está muy a tiempo de hacer los ajustes necesarios para que en unos años más nuestra gente no tenga que salir al extranjero a buscar trabajo y estaríamos elevando el nivel de vida de todos los mexicanos. Si se abordan estos problemas y se resuelven gradualmente, México puede ser un país maravilloso. Y es que nada tiene más éxito que el éxito. Así, debemos exigir a nuestras autoridades y políticos que trabajen a favor de la Nación y que dejen de lado los intereses partidistas. Ya basta de tomar a este país como rehén político y ya basta de tanta apatía por parte de las personas. Si no hacemos algo ya, en lugar de construir ese país maravilloso, realmente nos estaremos perfilando a una situación de crisis económica hacía el final del sexenio y entonces lamentaremos realmente lo que por egoísmo no hicimos. * Director General GAEAP |
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