Artículos editoriales |
Fecha: 22/06/08 |
Aumentar intereses es provocar inflación Alejandro Gómez Tamez * México es un país que ha sufrido los estragos de la inflación. Entre el mes de mayo de 1978 y el mismo mes del año 2008, los precios en México aumentaron 175 mil 880 por ciento, lo que inclusive provocó que a partir del 1 de enero de 1993 tuviéramos que quitarle tres ceros a nuestra moneda para poder hablar y hacer cuentas con cantidades monetarias entendibles. Sin embargo, debemos reconocer que en los años recientes la inflación en México se ha vendido controlando; de hecho durante el sexenio de Vicente Fox (diciembre de 2000 a diciembre de 2006), los precios en México subieron únicamente 29.63 por ciento, un promedio de 4.42 por ciento de inflación anual. Por su parte, en el año 2007 la inflación en México fue de 3.72 por ciento, cifra dentro de los márgenes de tolerancia del Banco de México, que es de 3 por ciento más/menos un punto porcentual. Cabe señalar que el reducir la inflación en México ha traído grandes beneficios; pero también ha tenido un altísimo costo económico y social, ya que el Banco Central ha mantenido una política monetaria muy restrictiva (aunque a ellos les gusta llamarle “política monetaria prudente”) desde el sexenio de Ernesto Zedillo. Esto se ha traducido en elevadas tasas de interés, menor crecimiento económico y un creciente nivel de sobrevaluación del tipo de cambio. Las elevadas tasas de interés provocan mayores costos financieros para las empresas, menores niveles de inversión productiva y menos consumo. Por su parte, el menor crecimiento económico se debe a que se disminuye la demanda agregada al provocar menores niveles de consumo e inversión por las altas tasas de interés. Finalmente, la sobrevaluación del peso (dólar barato) provoca un mayor crecimiento de las importaciones y menor crecimiento de las exportaciones. Los empresarios nacionales deben competir con productos que llegan al país cada vez más baratos y los exportadores (que resienten la inflación nacional) ven como sus costos de producción en pesos aumentan, pero el tipo de cambio baja por lo que su costo de producción en dólares crece más que proporcionalmente. Ahora en día, en México, al igual que en el resto del mundo, estamos viendo un resurgimiento de la inflación, producto principalmente de los elevados precios de los alimentos y de los energéticos. Sin embargo, lo que el Banco de México no quiere entender es que la actual inflación en México (a diferencia de la registrada en otros años de nuestra historia) no se debe a factores de demanda interna, sino a un choque externo plenamente identificado y del cual no podemos salvarnos. De hecho en base a información elaborada por INEGI, podemos apreciar que la demanda agregada en México crece a la misma tasa que la oferta agregada (aproximadamente 5.9 por ciento anual en el cuarto trimestre de 2007), por lo que no podemos hablar de un desajuste en estas variables que este provocando un alza en los precios actualmente. Por lo tanto, si la inflación en México no se debe a un factor de demanda, ni tampoco es el factor estructural el más importante, entonces la inflación que estamos sintiendo ahora debe ser ocasionada por “el lado de la oferta” o inflación de costos. Esta inflación se origina cuando un país o grupo de países enfrentan una situación que provoca el encarecimiento de las materias primas (como los energéticos estos últimos meses). Esta inflación es coyuntural y desaparece por lo general cuando cesa la “burbuja” que le dio origen. Tan este es el caso, que no hemos visto a ningún banco central importante elevar recientemente sus tasas de interés. De esta manera, debe quedar claro que la estrategia del Banco de México de mantenerse apretando la oferta monetaria no servirá de mucho para controlar la inflación, y por el contrario provocarán una tasa de menor crecimiento económico en México. Es necesario volver a señalar que la política monetaria actúa con un rezago de hasta un año (las decisiones de política monetaria causan efectos en la economía bastante tiempo después de haber sido implementadas), por lo que las políticas actuales del Banxico harán que cuando la mayoría de los países se estén recuperando de la actual coyuntura, México continúe con problemas de crecimiento; y cuando haya pasado la “burbuja inflacionaria internacional”, los consumidores y empresarios mexicanos continuemos resintiendo los efectos de la amarga medicina que ahora injustificadamente nos esta dando el Banxico. Inclusive podemos argumentar que la actual política del Banxico de mantener deliberadamente elevadas las tasas de interés puede causar más inflación. ¿Cómo ocurre esto? Lo que sucede es que en la medida en que las empresas tienen que pagar costos financieros más elevados, estos costos son trasladados al consumidor final encareciendo el producto. No podemos señalar que esto sea un fenómeno generalizado, pero sin duda hay empresas que se ven forzadas a trasladar el incremento de sus costos financieros a sus clientes. Aunque en ocasiones cuando esto no es posible, la alternativa es cerrar las puertas y declararse en quiebra. Ratificando lo escrito líneas arriba, la prestigiada firma Moody´s Economy ya ha advertido al Banco de México que debe ser muy cuidadoso de no “apretar el gatillo ante cualquier movimiento de precios”, sobre todo porque el proceso inflacionario actual se debe básicamente a un choque externo de oferta y no a factores de demanda interna. En este sentido, es importante señalar que diversos analistas nacionales consideran que en el transcurso del este año el Banco de México aumentará nuevamente las tasas de interés (el pasado viernes 20 de este mes ya las aumentó un 0.25 por ciento); pero lo peor es que al parecer esta decisión estaría sustentada, al menos en parte, en un acto de rebeldía del Banxico por la sugerencia que recientemente lanzó el presidente Felipe calderón al Banxico en el sentido de que el banco central debe bajar sus tasas de interés. Esta actitud del Banxico es simplemente reprobable. La impresión que deja todo esto es que los funcionarios del Banxico únicamente estudiaron a la escuela monetarista cuando estaban en la universidad, ya que no saben que también hay otras causas para la inflación que no son originadas por un exceso de circulante, sino por choques externos o por un crecimiento excesivo de la demanda agregada. Parece que los funcionarios del Banxico nunca han tenido una empresa, ya que muestran una completa insensibilidad ante los problemas y costos que ocasionan cada vez que deciden apretar la política monetaria. Con sus decisiones provocan un calvario para los negocios formalmente establecidos, ya que provocan que las ventas disminuyan, encarecen los costos financieros y abaratan el dólar, lo que en consecuencia hace más atractivas las compras al extranjero y aumentan las importaciones. Todo esto sigue afectando negativamente nuestra deficitaria balanza comercial y hace que el turismo internacional prefiera vacacionar en Estados Unidos que en México. En un país con un elevado grado de apertura comercial, encarecer su moneda (abaratar las de otros países) es perjudicar a la planta productiva nacional. * Director General GAEAP
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