Artículos editoriales |
Fecha: 06/07/08 |
El contrabando y los diputados Alejandro Gómez Tamez* Uno de los más grandes retos para la actual administración del presidente Felipe Calderón, así como de los diferentes gobiernos en el mundo, es el combate al contrabando. Desde luego que el comercio ilegal es y ha sido un cáncer para la economía mexicana que corroe la ley y el orden, y lleva a otros crímenes y violencia. El gobierno federal reconoce este problema, de tal manera que el pasado 1 de julio, en la presentación de los Avances del Plan de Modernización de Aduanas 2007 – 2012, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, señaló que “…siempre va a haber alguien que va estar con gran interés de introducir y evadir los controles que existen, digamos que eso es prácticamente inevitable…Pero quizá la manifestación mucho más clara es la del crimen organizado, y como el Presidente Calderón lo ha dejado muy claro, combatirlo es una prioridad nacional, y las aduanas tienen que estar a la altura de las circunstancias en este gran reto que tiene el país.” Efectivamente, es de esperarse que las aduanas estén a la altura de este gran reto, pero la evidencia es que desafortunadamente el gobierno mexicano no es rival para las organizaciones criminales complejas y sofisticadas de ahora. El tema del contrabando en manos de organizaciones criminales es abordado en el libro de Moisés Naím “Ilícito: cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando el mundo”, y en él se hace un análisis acerca del problema global del contrabando de bienes, drogas, armas, dinero lavado, propiedad intelectual, recursos naturales y hasta gente y sus órganos. Naím asegura que el tráfico ilegal es lo suficientemente penetrante como para amenazar la estabilidad mundial y jugar un papel primordial en la lista de problemas nacionales e internacionales. En su libro el autor menciona a México como una ubicación donde “los traficantes de bienes ilícitos que están conectados a redes globales tienen un papel definitorio en los asuntos económicos, políticos y militares”. Y agrega que ''En estos países las redes de comercio ilícito pueden 'capturar' fácilmente organismos públicos: aduanas, tribunales, bancos, puertos, policía...”. El problema del contrabando a nivel global es realmente preocupante. Si el monto del lavado de dinero puede ser utilizado como una aproximación para la actividad de contrabando global, entonces tenemos que éste ha crecido en 10 veces desde su nivel de 1990, a poco más de un billón de dólares ahora en día – equivalente al 10 por ciento del comercio legítimo. La mayor parte de esto es narcotráfico, que suma aproximadamente 900 mil millones de dólares al año. Las ventas ilegales de armas suman 10 mil millones de dólares al año; la descarga ilegal de basura toxica entre fronteras suma 12 mil millones de dólares; el contrabando de personas (incluidas mujeres y niños para explotación sexual) suma 7 mil millones de dólares; la piratería de películas 3 mil millones; arte robado $3 mil millones (todas estas son estimaciones generales de fuentes oficiales y asociaciones comerciales.) Así pues, la conclusión que podemos obtener de todo estos es que entre menos esté preparado un país para hacer frente al problema del contrabando (por falta de un marco jurídico adecuado, por no contar con tecnología de vanguardia, por falta de infraestructura o simplemente por corrupción), más apetitoso se vuelve como negocio para las grandes bandas criminales internacionales. Debemos señalar que en México la forma en que se lleva a cabo el contrabando ha cambiado. Ya no estamos hablando de los grandes cargamentos de zapatos, textiles, perfumes, electrodomésticos y aparatos electrónicos ocultos en maletas, en cajas de cartón y a bordo de vehículos de doble cajuela que cruzan por ciudades fronterizas y que terminan a la venta en mercados y tianguis del país. Actualmente, las mercancías de contrabando pasan por las aduanas en grandes contenedores y sobre ellas está la mirada de los agentes aduanales; sin embargo, se trata de embarques ilegales facturados en un país distinto al lugar real de su origen, triangulado con el fin de evadir impuestos. Este es el llamado "contrabando técnico" y que las propias autoridades aduaneras reconocen como el principal reto que deben enfrentar. En este sentido se debe mencionar que urge centrar nuestra atención en el contrabando de aquellos bienes que son más sensibles para la industria nacional (tales como calzado y textiles). Si centramos en estos rubros la inspección de cada pedimento aduanal, se lograrían buenos resultados casi de inmediato en materia de crecimiento económico, creación de empleos y recaudación fiscal. Así pues, hay que luchar contra la delincuencia organizada y su “contrabando técnico” en sus diferentes modalidades. En este sentido es conveniente recordar que en noviembre de 2002 el Senador por Guanajuato Ricardo Alaniz Posada elaboró junto con el Senador Fauzi Hamdán la iniciativa con proyecto de decreto por el que se adiciona una fracción VI al artículo 2, y se reforma el artículo 17, ambos de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, cuyo objeto consiste en considerar al contrabando como un supuesto de la delincuencia organizada. El 10 de diciembre del mismo año, el Senado de la República la aprobó (con una votación nominal de 82 votos a favor y ninguno en contra) y remitió a la Cámara de Diputados la minuta con proyecto de decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, para sus efectos constitucionales. Dicha minuta fue turnada a cinco comisiones: Justicia, Derechos Humanos, Hacienda y Crédito Público, Población, y Frontera y Asuntos Migratorios. Cabe señalar que en la Cámara de Diputados este Proyecto de decreto se estancó y no fue aprobado debido a que aparentemente diversos representantes de algunos agentes aduanales sostuvieron reuniones con diputados de las diversas Comisiones de la Cámara de Diputados y lo detuvieron. Este es un tema que debe ser retomado. ¿Por qué los Diputados aun no han aprobado este Proyecto de decreto a casi seis años de que fue presentado? ¿Por qué si hay una guerra declarada contra la delincuencia organizada no se atiende el problema del contrabando frontalmente y se le dan mejores herramientas al Estado mexicano para combatirlo? ¿Por qué no se responsabiliza a todos los involucrados en un acto de contrabando (desde el exportador, el importador, el chofer –que debe conocer lo que está transportando-, los dueños de las líneas transportistas, los agentes aduanales y los vistas aduanales? ¿Por qué los Estados Unidos no ponen de su parte y nunca se ha penalizado a quien desde allá facilita la triangulación de productos hacía el mercado mexicano? Debe prestarse especial énfasis en la responsabilidad que tienen los agentes aduanales y los vistas, ya que ellos son depositarios de la confianza de la ciudadanía. Los primeros porque cuentan con una patente que les autorizada por parte de la Secretaría de Hacienda para ejercer la práctica privada de intermediación entre los contribuyentes y la Aduana. Y los segundos porque son servidores públicos que deben velar por los intereses de la nación. Por último, vale la pena reflexionar que hay cientos de miles de familias en México que viven de la industria del calzado y el cuero, así como de la industria textil, y éstas se están viendo seriamente afectadas por el cierre de empresas y pérdida de empleos. Requerimos leyes que defiendan la economía de esas familias y la de todos los mexicanos. Se han tomado medidas correctas con el Plan Estratégico Aduanero Bilateral para fortalecer la cooperación y coordinación entre las aduanas de México y Estados Unidos, además del Plan de Modernización de Aduanas 2007 – 2012, pero aun falta cerrar la pinza dándole las herramientas jurídicas al gobierno mexicano para poder luchar frontalmente contra el contrabando. ¿O de otra manera como nos explicamos que cientos de toneladas de calzado chino son requisadas cada año, pero no hay gente en la cárcel por haber cometido esos delitos? Por el bien de México, necesitamos erradicar este problema de raíz. Continuará… * Director General GAEAP
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