Artículos editoriales

Fecha: 20/09/08

Exportaciones: Tabla de salvación económica

Alejandro Gómez Tamez*

Ahora en día hay un exceso de información financiera nacional e internacional para analizar y comentar, lo que hace imposible poder plasmar todas las ideas en un solo artículo editorial. Es por ello que esta entrega la he dividido en tres partes: la primera, que básicamente se enfoca a situaciones presentes de la economía nacional en relación a las exportaciones, el tipo de cambio, las finanzas y la competitividad. La segunda parte abordará las cuestiones de las finanzas internacionales, concretamente la crisis financiera en los Estados Unidos y su impacto en la economía mexicana. La tercera parte se centrará  en los daños económicos que generan los capitales golondrinos (especulativos), además de realizar un ejercicio de prospectiva acerca de lo que podemos esperar para lo que resta del año y para principios del año 2009.

 

Así pues, vale la pena comenzar estas reflexiones recordando que México ha atravesado por cuatro crisis económicas en los últimos treinta años (1976-77, 1982-83, 1986-87 y 1995), las cuales se han convertido en verdaderas fábricas de pobres para el país entero. Estas crisis nos han ocasionado episodios de muy elevadas tasas de inflación (en febrero de 1988 registramos una inflación anualizada de 179.73 por ciento) y excesivas tasas de interés (en enero de 1988 los Cetes a 28 días estaban pagando el 157.07 por ciento anual). Lógicamente que estos indicadores nos llevaron a importantes caídas de la producción y del empleo. Todavía tenemos fresco en la memoria el recuerdo de cuando en el segundo trimestre de 1995 el PIB real mexicano cayó 9.2 por ciento, para cerrar todo el año 1995 con una caída de superior al 6 por ciento. ¿Y cómo olvidar que en agosto de 1995 la Tasa de Desempleo Abierto  llegó al 7.6 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA)?

 

México ha sufrido mucho por las crisis económicas, pero lo que siempre nos ha salvado y ayudado eficazmente a nuestra recuperación ha sido el sector exportador.  Y como muestra podemos mencionar que en 1995, en plena crisis económica las exportaciones nacionales crecieron 30.6 por ciento. Obviamente que si no hubiese sido por este crecimiento de nuestras ventas al exterior nuestra economía se habría colapsado en aproximadamente 10 por ciento y el desempleo habría sido más elevado.  Es lógico que las exportaciones crecieron vigorosamente ese año porque tuvimos un tipo de cambio competitivo.

 

Por lo anteriormente expuesto, podemos señalar que México debe tener un tipo de cambio competitivo que ayude a los exportadores a poder aumentar sus ventas al extranjero, ante el débil crecimiento de la demanda interna.  Es cierto que el tipo de cambio peso–dólar ha tenido un fuerte ajuste en los últimos días, de manera que su cotización interbancaria se encuentra ahora en $10.888 pesos por dólar, cuando apenas el 6 de agosto llegó a $9.8920 pesos por dólar, pero este ajuste no es suficiente para reactivar las exportaciones de los micro y pequeños empresarios.

 

En este punto quisiera distraerme un poco, sólo para recordar que el 29 de junio escribí un editorial titulado “El mejor negocio: comprar dólares”, en el cual advertíamos del ajuste que vendría en el tipo de cambio. Si usted leyó ese artículo y me hizo caso, pues desde que el dólar llegó a su nivel más bajo del año hasta ahora, acumula un rendimiento positivo de aproximadamente 10.06 por ciento (nada mal para un lapso de mes y medio). 

 

Pero volviendo a nuestro tema, debemos tener presente que las exportaciones son muy  importantes para que nuestro país pueda crecer a tasas más elevadas. Pero también es importante que sean más las micro y pequeñas empresas que puedan exportar. Comentábamos en la anterior entrega que  son 566 empresas en el país las que son responsables de más del 80 por ciento del monto exportado, y de éstas el 85 por ciento son transnacionales. 

 

Así, también es necesario unificar políticas y criterios, ya que no es adecuado que por un lado haya una Secretaría de Economía haciendo su mejor esfuerzo tratando de fomentar las exportaciones, y que por otra parte, el Banco de México súbitamente decide restringir la política monetaria, elevando tasas de interés y fortaleciendo nuestra moneda (lo que resta competitividad a las exportaciones de las micro y pequeños empresas principalmente)

 

Y en este mismo sentido, hay que realmente cuestionarnos acerca de la pertinencia de la política monetaria restrictiva del Banxico. Debe haber un verdadero debate acerca de que es lo mejor para el país: una política monetaria restrictiva que ocasiona estancamiento de la producción y alto desempleo, o tal vez sería mejor una política monetaria que nos permitiera tener mayor crecimiento y menor desempleo, aunque tuviéramos que sacrificar un punto porcentual adicional de inflación.  Hay que hablar y debatir estos temas, aunque sabemos de antemano que el Banxico “cumple” con su mandato constitucional de preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional.

 

Esto porque el tema del empleo no puede seguirse evadiendo. Sabemos que muchas personas ingresan al mundo del crimen y la delincuencia (entre otros factores) al ver frustradas sus oportunidades de conseguir un empleo bien remunerado. Así, mientras que este país no resuelva su problema de falta de empleos, será muy difícil abatir la delincuencia, asaltos, robos en casas y empresas, entre otros.

 

México debe atender lo prioritario, y eso es dar un fuerte impulso a la planta productiva nacional. Eso lo podemos hacer fortaleciendo nuestro sector exportador, pero para ello es indispensable tener un tipo de cambio competitivo. Si en el corto plazo es imposible ganar competitividad por lo elevado de las tasas de interés, por los elevados costos de los energéticos, y por demás cuestiones estructurales que no hemos resuelto; pues al menos tengamos competitividad en base al tipo de cambio y así creemos parte de los empleos que necesitamos.

 

Por último, cabe señalar que para construir una economía sólida es necesario que todos contribuyamos con el pago de nuestros impuestos. Es por eso que nuevamente le hacemos el exhorto al Secretario de Hacienda, Agustín Carstens,  para que de cara a la nación nos dé una meta de en cuantos contribuyentes aumentará el padrón en el año 2009.

 

México tiene prisa, los años siguen pasando y no logramos dar el salto hacía una economía fuerte que pueda disfrutar de un crecimiento sostenible en el mediano y largo plazos. Hay que apostar por la competitividad, una competitividad que se traduzca en más exportaciones, más producción y más empleos para los mexicanos. Seguiremos en la siguiente entrega editorial la semana entrante.

*Director General GAEAP

 

 

 

 

 

 

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