Artículos editoriales

Fecha: 05/12/08

Balanza comercial negativa es más desempleo

Alejandro Gómez Tamez *

La economía China ha comenzado a resentir la desaceleración económica internacional, pero ellos no se han quedado cruzados de brazos a pesar de que se espera que su economía crezca 9 por ciento en 2009, y por el contrario, han implementado una serie de políticas destinadas a fortalecer su sector exportador, el cual se espera que crezca 15 por ciento en 2009. Entre estas acciones de impulso a su sector externo están: un plan de estímulo fiscal, con descuentos en impuestos a los exportadores; devaluación de su moneda, el yuan (después de una apreciación de 20 por ciento desde 2005); así como una actualización de su sistema financiero para que éste contribuya a la reestructuración industrial, entre otras medidas.    

 

Por el contrario, en México no vemos que el gobierno federal tome medidas para mejorar la situación de déficit de la balanza comercial, y por el contrario, nuestro gobierno toma medidas en el sentido contrario: la disminución de aranceles a la importación, lo que provocará mayores importaciones en el 2009, a tal grado que se espera que en dicho año nuestra balanza comercial registre un déficit de más de 20 mil millones de dólares.

 

En esta columna deseo exponer la urgencia de impulsar la planta productiva nacional y que quede claro que en la medida en que se promueven acciones que generan una balanza comercial más negativa, estamos generando condiciones de más desempleo en nuestro país.

 

Y para comenzar a exponer dichas ideas, es conveniente recordar que México ha atravesado por diversas crisis económicas en los últimos 30 años. Tenemos la crisis de 1976-1977, la de 1982-1983, la de 1986-1987 y 1995. Podemos señalar que todas ellas se han debido a malas decisiones de política económica que en su momento fueron implementadas por el gobierno federal desde la Secretaría de Hacienda y desde el Banco de México. Es cierto que en la crisis de 1976 y en la de 1987 hubo un entorno externo internacional desfavorable, pero también es cierto que nuestra debilidad financiera como nación y las malas decisiones provocaron que rápidamente cayéramos en una situación de crisis económica en el plano nacional con salida de divisas del país, muy elevadas inflación y tasas de interés, además de caídas en el producto interno bruto y en el nivel de empleo.

 

Ahora se habla de una crisis financiera internacional y de que Estados Unidos, la Unión Europea y Japón están en recesión. Hay un sistema bancario internacional prácticamente paralizado por la falta de créditos y una gran incertidumbre en torno a cuanto tiempo durará esta situación. Mientras tanto en México, proyecciones van y vienen en el sentido de lo que sucederá con nuestro producto interno bruto y con la inflación en el 2009. La mayor parte de los analistas parecen coincidir en que la economía nacional crecerá aproximadamente 0.4 por ciento el año entrante y que la tasa de inflación será de 4.5 por ciento.

 

Cabe señalar que si estas proyecciones se cumplen (y nuestro país toma las decisiones correctas de apoyo a la industria y al sector exportador), México no caerá en crisis. Obviamente, nadie sabe a ciencia cierta lo que sucederá, pero la proyección de que creceremos ligeramente el año entrante y que la inflación también se mantendrá en un nivel aceptable, son datos relativamente favorables ante el contexto internacional. Y es que la situación económica que se avecina para el 2009, no tendría nada de parecido a las verdaderas crisis que hemos vivido anteriormente con caídas drásticas del PIB y elevadas tasas de inflación (para darnos una idea de lo que es una crisis: durante 1995 el PIB cayó 6.15 por ciento y la inflación fue de 51.96 por ciento).

 

Ante este panorama, hay que trabajar fuerte y ser creativos; pero también hay que volver a señalar que el gobierno federal tiene la obligación de tomar medidas que apuntalen la economía nacional, dado que aun estamos a tiempo de evitar un mayor desequilibrio en la balanza comercial por la falta de apoyos a la industria y a los sectores exportadores. 

 

En este sentido, se vuelve indispensable exigirle a la Secretaría de Economía que diseñé un plan congruente de política industrial para el país, ya que el gobierno federal ha caído en contradicciones en algunas medidas que propone.  Y he aquí un ejemplo: el miércoles 8 de octubre el Presidente Calderón anunció cinco medidas para “generar empleo y reforzar la economía”. Este anunció contempla las siguientes acciones gubernamentales: 1.  Ampliar el gasto público particularmente en materia de infraestructura para poder estimular el crecimiento; 2. Cambiar las reglas en el ejercicio de ese gasto en infraestructura por parte del sector público, para poder agilizar su ejercicio; 3. Iniciar la construcción de una nueva refinería en el país; 4. El lanzamiento de un programa extraordinario de apoyo a las pequeñas y medianas empresas en México; y 5. Un nuevo programa de desregulación y desgravación arancelaria para hacer más competitivo el aparato productivo nacional.

 

El plan es aplaudible, pero el punto cinco es una abierta contradicción si lo que se busca es crear empleos y fomentar el crecimiento industrial, ya que la desgravación arancelaria ocasionará una cantidad mayor de importaciones y el cierre de empresas nacionales que hasta ahora podían sobrevivir de la competencia internacional gracias a cierta protección que brindan los aranceles. Es cierto que la medida de disminuir los aranceles beneficiará a los consumidores, pero también es cierto que en la medida en que entre el producto importado a un precio más bajo (de países con los que no tenemos tratado comercial), se perderán empleos en estas industrias, concretamente en el sector textil y calzado. ¿Y como va a haber más consumo en este país que nos evite caer en recesión si el gobierno implementa medidas tendientes a la desaparición de empleos fomentando importaciones?

 

Hay que señalar abiertamente que este tipo de anuncios, mandan señales contradictorias a los empresarios industriales y generan un clima de incertidumbre. Así, que ahora los empresarios padecemos de la incertidumbre internacional porque no sabemos que sucederá con la crisis financiera; pero ahora le agregamos el componente de incertidumbre nacional porque no sabemos con que nueva idea “neoliberal” saldrá el gobierno federal. 

 

El gobierno federal debe tener presente todo el tiempo que se debe privilegiar la planta productiva nacional, y que el apoyo a la industria no debe ser coyuntural, sino permanente para salir adelante; y como ejemplos de casos exitosos de naciones que apoyaron decididamente a su industria están: los Tigres Asiáticos (Corea, Singapur, Hong Kong y Taiwan), además de China, Tailandia y Malasia.  Estas naciones han elevado considerablemente su estándar de vida gracias a una correcta política industrial que combinaba adecuadamente la promoción industrial con la apertura comercial.

 

Y es que en la medida en que la industria se vuelva una prioridad para el gobierno federal, los empleos crecerán más rápidamente, mejorará el poder adquisitivo de los trabajadores e inclusive mejorará la balanza comercial, la cual en el caso de México sufrió un grave deterioro este año y se espera uno mucho mayor en 2009.

 

De acuerdo a cifras de la Encuesta mensual del Banxico a analistas económicos, se espera que para todo 2008 registremos un déficit en la balanza comercial de 16 mil 5 millones de dólares (60 por ciento mayor al déficit de 10 mil 73 millones de dólares de 2007); pero lo más grave es que en dicha encuesta se señala que el déficit esperado para 2009 es de  20 mil 23 millones de dólares (un incremento del desequilibrio comercial de otro 25 por ciento). Y en este punto hay que señalar que una balanza comercial tan desequilibrada no permitirá generar la cantidad de empleos que nuestro país requiere, y si ya se contempla este nivel peligroso de déficit, ¿por qué el gobierno federal no toma medidas para evitarlo? El gobierno debe entender que llevamos 10 años con desequilibrios en la balanza comercial y esto ha impedido el desarrollo y crecimiento sostenido de la Nación.

 

Por su parte, si se analiza que de manera paralela se espera que la entrada de divisas al país por concepto de inversión extranjera pase de 19 mil 788 millones de dólares en 2008 a 17 mil 852 millones en 2009 (una caída de casi 2 mil millones de dólares), entonces nuevamente vuelve a quedar claro que continuaremos sufriendo escasez de divisas la mayor parte de 2009, y que al parecer la estrategia del gobierno federal continuará siendo una de subsidiar el déficit en la balanza comercial.

 

Ante este panorama resulta evidente que el gobierno federal debe apoyar la planta productiva nacional para exportar; y que, aunque se escuche sumamente difícil, se debe fijar como objetivo nacional el obtener un superávit en la balanza comercial. Y para lograr esto, si es necesario, en un dado caso se debe recurrir a subsidiar sus exportaciones mediante devoluciones de impuestos, como recientemente lo ha hecho China, ante la desaceleración económica internacional.

 

Por último, volvemos a insistir que, ante la previsible debilidad fiscal que tendremos el año entrante,  hay que exigirle a la Secretaría de Hacienda  que se comprometa con la Nación y mencione su meta de nuevos contribuyentes que se registrarán en 2009. Existe un gran riesgo de que en la medida en que entramos en una desaceleración el año entrante, los ingresos de Hacienda no serán los pronosticados, y antes de que comencemos a ver a Hacienda realizando recortes al gasto público (en programas sociales e infraestructura), queremos ver que le cobre impuestos a los grandes evasores a nivel nacional. Así, esta dependencia debe decirnos en cuantas unidades crecerá el universo de contribuyentes en los próximos años y cuales serán las medidas para apuntalar los ingresos del gobierno federal.

 

México no está viviendo una situación de crisis económica, y los análisis no indican que nos dirijamos hacía una; pero de cualquier manera el gobierno está obligado a tomar medidas para decididamente reactivar el empleo y la producción, así como para evitar el creciente deterioro de la balanza comercial.

 

Director General GAEAP

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