Artículos editoriales |
Fecha: 16/01/09 |
México: tipo de cambio, competitividad y crecimiento Alejandro Gómez Tamez * La recesión en México comenzó a sentirse de forma más clara a partir del cuarto trimestre de 2008, y esto, que en un principio era percepción, ahora se puede comprobar con los indicadores que en estos últimos días ha estado publicando el INEGI. El más reciente es el dato del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), el cual se contrajo 0.9 por ciento en octubre de 2008 respecto al mismo mes de 2007, con lo que rompió una racha de seis meses consecutivos en los que había mostrado incrementos.
Cabe señalar que el dato del IGAE es preocupante, ya que ésta es la medida más cercana a lo que pudiera denominarse un “PIB mensual”, por lo que la contracción refleja que el PIB muy probablemente vaya a registrar una caída en el cuarto trimestre de 2008 y todo parece indicar que ésta será la tendencia observada en buena parte de 2009. Así, el IGAE reportó una caída en tres de las cuatro grandes actividades que lo integran: contracción de 4.7 por ciento en las actividades primarias, disminución de 2.7 en las actividades secundarias y caída de 2.0 por ciento en las terciarias.
Por otra parte, el INEGI también dio a conocer que la industria manufacturera sufrió una contracción de 2.16 por ciento en el mes de octubre de 2008 con respecto al mismo mes de 2007, con lo que ligó tres meses consecutivos de caídas. En cuanto a la industria en su conjunto, el INEGI informó que ésta registró una caída de 2.69 por ciento en el mes de octubre de 2008, y ligó su sexto mes consecutivo con disminuciones.
Otro dato alarmante para la economía mexicana fue dado a conocer por el Buró de Estadísticas de los Estados Unidos. Este organismo informó que en noviembre de 2008 las exportaciones mexicanas a dicho país se desplomaron 20 por ciento en términos anuales, lo que constituyó su mayor caída en casi 22 años y evidencia la contracción de la demanda en la economía de nuestro vecino del norte.
Cabe señalar que esta caída de las exportaciones no es atribuible en exclusiva a la industria automotriz, sino que fue casi generalizada, ya que de las 10 ramas de actividad en 8 hubo caídas (encabezados por combustibles minerales, lubricantes y materiales relacionados, con un retroceso de 43.5 por ciento anual).
Todos estos datos ponen en evidencia las dificultades por las que travesaron una enorme cantidad de empresas mexicanas en los últimos meses de 2008 y la situación que se presenta al arrancar este año. Ante esto, se vuelve fundamental la implementación de acciones gubernamentales concretas y más decididas, que vayan acorde al entorno internacional observado y que puedan implementar con rapidez.
En varios artículos editoriales he insistido acerca de la importancia de que el gobierno federal apoye al sector exportador con incentivos fiscales (como lo hace China), además de que pueden implementarse otras acciones de apoyo a los negocios que son más tradicionales, tales como: apoyo para la apertura de bodegas comerciales en países seleccionados, apoyo para la participación en ferias y exposiciones, créditos a tasas preferenciales, entre otras acciones.
Por otra parte, el gobierno también debe reconocer y explotar la competitividad que nuestros productos han ganado por la depreciación que ha sufrido nuestra moneda en relación al dólar y al euro. Si hacemos la comparación del tipo de cambio en enero de este año con el observado en enero de 2008, vemos que el dólar se encareció 28.4 por ciento, y si comparamos el tipo de cambio actual con el observado el 4 de agosto de 2008, entonces tenemos que el dólar se ha encarecido 42.9 por ciento.
Esta pérdida de valor por parte de la moneda nacional sin duda nos da una mayor competitividad en los mercados internacionales (al volver nuestros productos más baratos) y ésta es una ventaja que el gobierno federal debe ayudar a los empresarios a poder explotar con los programas adecuados que son exitosos en otras naciones, así como aquellos que han funcionado en el pasado y por alguna razón dejamos de aplicar en nuestro país.
En la actualidad no hay claridad acerca de lo que sucederá con el tipo de cambio, y comenzamos a ver que éste se estabiliza en torno a los 14 pesos por dólar; sin embargo, es realmente difícil saber que pasará con éste en los meses venideros. Es cierto que para este año la economía nacional tiene necesidad de atraer flujos de divisas por 68 mil 700 millones de dólares y eso mantendrá presionado el tipo de cambio durante buena parte del año, o al menos hasta que haya menos nerviosismo en relación al futuro económico de los Estados Unidos.
En este sentido es importante que el Banco de México no vaya a cometer el error de volver a manipular la paridad mediante las tasas de interés como lo hizo durante 2008, y que tampoco vaya a realizar una venta masiva de reservas internacionales (hasta el 14 de enero el Banxico ya había vendido 15 mil 844 millones de dólares de reservas internacionales para defender al peso).
En México necesitamos acostumbrarnos a hacer negocios con el nuevo nivel de tipo de cambio cercano a los $14 pesos, y debemos olvidarnos de pedirle al gobierno una intervención para que lo regrese artificialmente al nivel que éste registraba antes de octubre de 2008. Más bien, debemos explotar la ventaja competitiva que el tipo de cambio nos da para incursionar en nuevos mercados y suprimir importaciones que dañaban la planta productiva nacional. Es cierto que hay una caída del comercio internacional en prácticamente todas las naciones, pero también debemos reconocer que existen productos que con o sin crisis se seguirán consumiendo, como lo son los productos textiles y calzado, a estos y otros sectores manufactureros hay que darles un fuerte impulso.
Por su parte, el gobierno también debe ser inteligente en la forma en que puede echar andar ciertos sectores de la economía. Pongamos el caso concreto de la industria automotriz. ¿Por qué el gobierno no se decide de una vez por todas a eliminar el Impuesto Sobre Automóviles Nuevos (ISAN)? ¿Por qué los gobiernos de los estados no ponen también de su parte renunciando a los ingresos que les cede el gobierno a través de la Tenencia? Desde luego que medidas como estas podrían incentivar fuertemente la industria automotriz, los sectores que le proveen de insumos, y estaríamos coadyuvando a la conservación de empleos.
Finalmente debemos insistir en el papel que juega la banca comercial para el desarrollo nacional. Que bueno que algunos bancos ya comienzan a darse cuenta del problema de insolvencia que se presenta en algunos hogares y empresas mexicanos y ya comienzan a ofrecer programas de pagos y descuentos importantes en sus tasas. Sin embargo, este tipo de medidas deben multiplicarse a favor de la planta productiva nacional y del empleo. En este sentido, ojala y no quede en el olvido lo que los legisladores señalaron en diciembre del año pasado en el sentido de que iban a darle un plazo a los bancos comerciales para que unilateralmente bajaran sus tasas de interés. Los bancos deben bajar tasas y continuar brindando financiamiento a las empresas nacionales, ya que el dinero que administran no es de ellos para que se sigan haciendo ricos, sino de los mexicanos que les han confiando sus ahorros.
Podemos decir que si México hace las cosas bien podremos pasar de ser un país importador neto a uno exportador, y eso se reflejará en una evolución favorable de los indicadores económicos. Hemos señalado también la importancia de que México cuente con un superávit en la balanza comercial y la incidencia de esto en la creación de empleos. Esa debe ser una de las metas de la política económica nacional, ya que daría la base para un crecimiento sustentable para la nación.
* Director general GAEAP |
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