Artículos editoriales |
Fecha: 06/02/09 |
Tipo de cambio, desequilibrios y luchas de poder Alejandro Gómez Tamez * En diversos editoriales he mencionado las causas de la debilidad actual del peso, y al final de cuentas todo se trata de una cuestión de confianza y de oferta y demanda; de manera que si la demanda de dólares (salida de divisas) es mayor que la demanda de pesos (oferta de divisas), el tipo de cambio se ajusta hacía arriba. Y si estos últimos días hemos presenciado al peso mexicano en su nivel mínimo histórico es porque no hay gran demanda de pesos. De hecho, en los últimos cinco meses los extranjeros han vendido bonos mexicanos por una cantidad de $11 mil millones de dólares, dinero que obviamente ya se fugó del país.
Por su parte, también hemos mencionado el creciente déficit en la balanza comercial mexicana, y que en el año 2008 registramos importaciones por encima de nuestras exportaciones por 16 mil 838 millones de dólares. Esta cifra es realmente escandalosa, pero lo es aun más cuando tomamos en cuenta que ¡sin las exportaciones petroleras nuestro déficit en 2008 hubiese sido de $67 mil 476 millones de dólares! ¿No creen ustedes que hay analistas que saben de estos datos y ven que nuestro país está metido en un verdadero problema económico? ¿No escaparían ustedes también de una economía emergente que tiene déficits crecientes y que su gobierno no hace mayor cosa para poner un freno a esta situación?
Por su parte, los precios del petróleo van a la baja y de acuerdo con Morgan Stanley, en el mejor de los casos el precio se podría estabilizar en torno a los $53 dólares por barril (precio considerablemente más bajo que el de 2008). Esto nos hace suponer que el déficit de la balanza comercial tiene todos los elementos para crecer aun más en el 2009.
De hecho, Deborah Riner, economista en Jefe de la American Chamber Mexico, señaló el pasado 28 de enero que sus previsiones son de que México tendrá un déficit en la balanza comercial en 2009 de 28 mil 700 millones de dólares (12 mil millones de dólares más de déficit que en 2008). Y como no va a ser así, si nuestras exportaciones se están desplomando y nuestras importaciones están cayendo a una tasa mucho menor. En otras palabras, las exportaciones de México en diciembre de 2008 cayeron 19.7 por ciento, mientras que nuestras importaciones decrecieron 12.8 por ciento. Esta es una tendencia que nos indica que nuestra balanza comercial tenderá a agravarse aunque importemos menos, y es que el tiempo transcurre y simplemente no vemos por ninguna parte una estrategia gubernamental de apoyo al sector exportador (sobre todo a través de los incentivos fiscales que he mencionado en pasados editoriales).
Así, la crisis de confianza y especulación en contra del peso mexicano ya han provocado que pasemos de una paridad peso – dólar el 4 de agosto de 2008 en $9.8745 pesos por dólar a $14.58 pesos por dólar el 3 de febrero de 2009. En otras palabras, el dólar ha aumentado 47.65 por ciento en cinco meses. En ese mismo lapso (hasta el momento) el Banco de México ha vendido 16 mil 679 millones de dólares de las reservas internacionales del país, aparentemente con el fin de atenuar la volatilidad cambiaria; además de que ya modificó su principal esquema de intervención, de manera que ahora las operaciones de venta de divisas se hacen directamente vendiendo los dólares a las instituciones financieras, y ya no es a través de subastas.
Para muchos ha resultado muy conveniente culpar de toda esta situación a la “crisis financiera internacional”, ya que ha provocado que muchos inversionistas institucionales se refugien en el dólar (precisamente la moneda del país más endeudado del mundo en términos fiscales, bancarios y comerciales). Pero también es cierto que el Banco de México cometió una serie de errores en su política monetaria que no quiere admitir.
Es verdad que hace un par de semanas reconocí la valiente decisión del Banxico de haber bajado las tasas de interés en medio punto porcentual en su pasada reunión, pero también es cierto que en varios editoriales en los meses de junio de 2008 señalé que era equivocado subir las tasas de interés y que por el contrario, las tasas deberían bajar. El alza en las tasas de interés que ocurrió en 2008 fue la gran responsable de que hubiéramos vivido la ilusión de un “super-peso”.
Así, si bien es correcto que se hayan bajado las tasas de interés en la pasada reunión del Banxico, con los recientes acontecimientos en la paridad y la inacción del gobierno federal para incentivar al sector exportador nacional, vemos que la decisión del Banxico fue tardía. Y entonces esto nos lleva a tres preguntas que son fuertes, pero se tienen que hacer, ya que ellos son los responsables de la oferta monetaria del país: 1) ¿la razón por la que el Banxico no bajó las tasas de interés el año pasado (cuando el resto del mundo las bajaba) se debe a que no entendían lo que estaba sucediendo ni lo que iba a suceder en los mercados financieros internacionales?, 2) ¿Si el Banxico no tuvo la capacidad de prever lo que iba a suceder y no supo entender que era un error subir las tasas de interés, entonces porque a nivel internacional se le recompensa a Guillermo Ortiz con la presidencia del Banco de Pagos Internacionales?, 3. ¿Es la designación como presidente de dicho banco un premio para Guillermo Ortiz? Ojala y su respuesta a estas preguntas no se base en que era imposible prever lo que iba a suceder, ya que algunos si fuimos capaces de saberlo porque así lo dicta la simple lógica económica. Si su respuesta es que no era posible anticipar estos eventos, entonces lo único que estarían demostrando es su ignorancia del funcionamiento de los mercados financieros internacionales.
En un editorial titulado “El mejor negocio, comprar dólares” que escribí y fue publicado en El Financiero en línea el 27 de junio de 2008 advertí de la excesiva sobrevaluación del peso y que ésta situación a la larga traería mayores problemas para la economía nacional.
Pero volviendo al tema, si por el contrario Guillermo Ortiz señala que si sabía lo que iba a suceder con esta crisis financiera internacional, entonces no nos explicamos porque no preparó a la economía nacional para enfrentarla mejor a través de una disminución de las tasas de interés antes y no ahora. O porque no dio aviso a las autoridades para que de alguna manera se limitaran los riesgos que estaban adquiriendo varias grandes empresas nacionales con una sobreexposición a un riesgo cambiario. ¿Qué no se daba cuenta de que si a estas empresas les iba mal al país le iba a ir también mal por la pérdida de empleos y producción? No se trata de hacer pública información privilegiada, sino simplemente de hacer pronunciamientos advirtiendo en general de los riesgos que atravesaba el país, en lugar de colaborar en la creación de una ilusión llamada “super-peso”.
La conducta de Guillermo Ortiz llama la atención, sobre todo porque es sabido y comentado por muchos que tiene importantes diferencias con el secretario Agustín Carstens y el Presidente Calderón, con quienes debería hacer mancuerna para apoyar al país. Y también llama la atención, porque quedo evidenciado en la reciente reunión en Davos, que el expresidente Ernesto Zedillo se ha unido a su excolaborador Ortiz para desplazar tanto al Presidente Calderón, como al secretario Carstens, para que de esa manera Ortiz se erija ante el sector financiero, los medios y la opinión pública como el verdadero salvador de México. Al final de cuentas Guillermo Ortiz es de un partido político distinto al de Agustín Carstens y los dos han sido secretario de Hacienda. El objetivo de Ortiz es el de continuar como Gobernador del Banco de México otros seis años, lo que a su vez le permite codearse con las más altas esferas financieras en la presidencia del Banco de Pagos Internacionales.
Todos estos actores deberían entender que el país esta atravesando momentos realmente difíciles y requiere acciones efectivas y rápidas para salir adelante. La Concamin ya ajustó a la baja su perspectiva de crecimiento económico al señalar que prevé que el PIB mexicano caiga entre un 1.7 y 2.3 por ciento; además de que anticipan una contracción de 7.2 por ciento en la inversión productiva.
Las autoridades de todos los órdenes deben saber que esta crisis internacional solamente podrá ser sorteada con verdaderos estímulos a la exportación que nos permitan reducir nuestro déficit en la balanza comercial e inclusive volverlo superávit. Es urgente que todas las autoridades trabajen por el beneficio de la nación y que dejen atrás proyectos políticos o personales ajenos a lo que el país necesita.
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