Artículos editoriales |
Fecha: 3/04/09 |
Fortaleza del peso y debilidad fiscal Alejandro Gómez Tamez* El tipo de cambio ha regresado a niveles por debajo de los $14 pesos por dólar, y podemos afirmar que esto se debió básicamente a que el Banxico y la Secretaría de Hacienda han encontrado la manera de desanimar a los especuladores que hasta hace un mes apostaban por el derrumbe del peso. Y es que es sorprendente que a pesar de las noticias negativas por el intervencionismo del gobierno estadounidense en la industria automotriz, y la mayor aversión al riesgo que representan los mercados internacionales, el peso se haya fortalecido como lo ha hecho en las últimas semanas.
Al momento de escribir esto el peso se ha recuperado 11 por ciento con respecto a su mínimo histórico de $15.49 pesos por dólar. Esto se da no obstante que las tasas de los Cetes volvieron a bajar esta semana y se encuentran en 6.35 por ciento en su plazo a 28 días. ¿Cuáles son los acontecimientos que han provocado que el peso gane terreno estos últimos días?
Sin duda la principal razón de la fortaleza del peso fue el anunció de que México cuenta con aproximadamente $157 mil millones de dólares para hacer frente a cualquier eventualidad financiera. Estos recursos provienen de las reservas internacionales (por casi $80 mil millones de dólares), del Banco de la Reserva Federal a través del intercambio de divisas (un swap por $30 mil millones de dólares) y del recién anunciado crédito con el Fondo Monetario Internacional –FMI- (por $47 mil millones de dólares). Y es que para aquellos especuladores que estaban apostando a la caída del peso debió haberles caído como balde de agua fría este anuncio porque les deja entrever que tienen muchos dólares que comprar antes de poder doblar al peso.
Los especuladores se dieron cuenta de que el gobierno mexicano ha emprendido acciones que le han permitido prácticamente duplicar su disponibilidad de dólares (de casi 80 mil millones de dólares de reservas internacionales a los $157 mil millones arriba mencionados) lo que le permite tener un mayor margen de maniobra para continuar alimentando al mercado con los dólares que requiere para evitar grandes fluctuaciones diarias en la paridad. .
Obviamente el objetivo del Banco de México al emprender estas acciones es poder continuar bajando las tasas de interés para que se apuntale el crecimiento económico. La jugada del Banxico tiene mucha lógica: darle confianza al mercado en cuanto a la fortaleza del peso, lo cual le permitirá bajar las tasas de interés sin que haya una depreciación del peso y de esta forma mitigando presiones inflacionarias que se podrían generar por el encarecimiento de los productos extranjeros.
En esta línea cabe señalar que la fortaleza del peso es tal que el anuncio que se hizo el martes 31 de marzo en el sentido de que la deuda externa pública nacional había aumentado 240 por ciento en los primeros dos meses de 2009 (porque se reconocieron los Pidiregas como deuda pública) pasó prácticamente desapercibido. Bajo otras circunstancias esto hubiera bastado para mandar al peso a la lona ante los riesgos que implica un mayor endeudamiento con el exterior en estos momentos de volatilidad. De hecho, pues es posible que la contratación de la línea de crédito con el FMI haya sido motivada por el anuncio del aumento en la deuda externa para mitigar el impacto psicológico en los mercados. Y es que los datos no son menores, tenemos que la deuda pública paso de 24 mil 319.4 millones de dólares en diciembre de 2008 a 83 mil 649.1 millones de dólares al término de febrero de 2009, lo que ubica a la deuda pública externa en un saldo similar al que tenía en 1994.
Así, el peso mexicano recupera cierta fortaleza y el Banxico toma medidas para aminorar los efectos negativos de la caída en el PIB mediante recortes en las tasas de interés. Sin embargo, los problemas de la economía mexicana están muy lejos de terminarse. Entre otras cosas, tenemos que en el mes de enero de 2009 la economía nacional (medida a través del Indicador Global de la Actividad Económica –IGAE-) registró un retroceso de 9.5 por ciento anual. Por su parte, grupos financieros como Banamex, Bancomer y Santander han estimado que el PIB mexicano pudo haber caído hasta en un 5 por ciento en el primer trimestre de este año.
Y aunado a todo esto se suma el deterioro fiscal de la nación. El lunes 30 La Secretaría de Hacienda dio a conocer que al primer bimestre del año los ingresos presupuestarios del sector público se ubicaron en 440 mil 700 millones de pesos, lo que representa un retroceso de 6.7 por ciento respecto del mismo periodo del año anterior. Estas cifras son alarmantes si se toma en cuenta que la recaudación por concepto del impuesto al valor agregado (IVA) cayó 21.9 por ciento, mientras que la recaudación por ISR es menor en 6.2 por ciento. Todo esto derivó pues en un déficit fiscal de 8 mil 100 millones de dólares.
Estos datos dan cuenta de que los niveles de consumo, de ingreso y de empleo en el país han disminuido drásticamente. Hacienda no parece estar muy preocupada por este hecho, ya que espera que en noviembre la recaudación se compensará cuando se reciban unos 26 mil 300 millones de pesos correspondientes al primer bimestre por concepto de las coberturas petroleras
Cabe señalar que aunque Hacienda no lo quiera reconocer estos datos son muy preocupantes, no tanto por el lo que representa el balance deficitario de apenas 8.1 miles de millones de pesos, sino por las caídas en el consumo y en la actividad económica en general, además de que no tenernos certeza en relación a cuento tiempo durará esta situación (en el mejor de los casos a finales de este año estaremos viendo los primeros indicios de recuperación, pero eso nadie nos lo puede garantizar)..
Lo mencionado anteriormente debería ser suficiente motivo para mover al gobierno federal a diseñar verdaderas estrategias que tengan como fin último la reactivación de la planta productiva nacional y la conservación del empleo. Además de que ahora si, Hacienda debe darse a la tarea de llevar a la formalidad a las miles de empresas que están en la economía informal evadiendo impuestos.
Hacienda ha informado que al cierre de 2008 se tenía un total de 24 millones 76 mil 259 contribuyentes activos registrados, lo que equivale a 5.52 por ciento más que hace un año; y de este total 772 mil 488 son personas morales o empresas, y 23 millones 303 mil 771 son personas físicas. Estas cifras nos indican que aproximadamente un 45 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) no paga impuestos sobre sus ingresos y que casi el 75 por ciento de las unidades económicas (empresas) en México no pagan impuestos sobre sus ingresos tampoco.
Lo peor que puede hacer Hacienda en este momento de debilidad económica es implementar estrategias que provoquen que los contribuyentes cautivos paguen más impuestos, ya que eso ahondaría la recesión. La estrategia debe ser en el sentido de ampliar la base gravable. Por lo tanto la SHCP debe de cara a la nación hacer un pronunciamiento acerca de cual es su compromiso en este sentido y mandar una clara señal a los mercados de que no enviará ninguna iniciativa al Congreso de la Unión proponiendo aumentos a las cargas impositivas a los contribuyentes cautivos.
Finalmente, debemos también señalar que si bien el gobierno federal está haciendo su labor, el Congreso de la Unión no ha cumplido con los compromisos que adquirió en febrero de este año para tomar medidas de emergencia “inmediatas” ante la crisis financiera internacional.
Lógicamente el Congreso ya está con la mente en las campañas electorales y poco les preocupan los empleos y la situación de las empresas nacionales. Concretamente el Congreso de la Unión tiene una deuda con los mexicanos en los siguientes puntos (solo por mencionar algunos compromisos no cumplidos): 1. Modificaciones para simplificar los procesos de licitación y agilizar el presupuesto de obras públicas, 2. Cambios para sancionar el retraso en la ejecución del gasto, 3. Aumentar la eficiencia del sector financiero para reducir los márgenes de intermediación y las comisiones bancarias, 4. Reforzar el combate a prácticas monopólicas absolutas en todos los sectores y en todas las regiones, 5. Mejorar los centros públicos de investigación y crear herramientas específicas para fomentar la innovación, 6. Flexibilizar la capacidad de otorgamiento de crédito y garantías de la banca de desarrollo, ampliar la gama de operaciones y facilitar la toma de riesgos, y 7. Aprobar un seguro de desempleo a través de las afores y crear una comisión de expertos para mejorar el sistema de retiro por cuentas individuales.
Para que México salga delante de la difícil coyuntura se requiere la labor conjunta de la Presidencia de la República, la SHCP, Banxico, Secretaría de Economía, del Congreso de la Unión y de todos los mexicanos. Es preocupante ver que muchos en el Congreso le apuestan al fracaso del Presidente Calderón en materia económica en aras de obtener más votos en las próximas elecciones. Las reformas que México necesita son urgentes para conservar empleos y salarios. Esto es algo que debemos repetir cuantas veces sea necesario y en ese sentido debemos exigir resultados ya.
*Director general GAEAP
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