Artículos editoriales

Fecha: 24/04/09

Swaps y fortaleza nacional

Alejandro Gómez Tamez*

En la semana que concluye hemos visto que el peso se mantiene “estable” frente al dólar, no obstante una nueva disminución de las tasas de interés de los Cetes. Y es que derivado de la decisión de la Junta de Gobierno del Banco de México de disminuir su tasa de interés referencial 75 puntos base hasta 6.00 por ciento el viernes 17, los Cetes a 28 días cerraron en 5.84 por ciento en la subasta del martes 21.

 

Para muchos, la drástica disminución de la tasa de los Cetes en las últimas semanas era impensable a principios de año, ya que lo lógico era pensar que una baja en las tasas de interés ahuyentaría los capitales y provocaría una devaluación mayor a la que se estaba registrando. Hay que recordar que el 10 de marzo de este año llegamos a ver al dólar en su máximo histórico: $15.49 pesos por dólar, y en ese entonces la tasa de interés de los Cetes a 28 días era de 7.48 por ciento. Ahora tenemos una paridad de $13.1770 pesos por dólar, y la tasa de los Cetes a 28 días es de 5.84 por ciento.  ¿Cómo fue que ocurrió esto?

 

He señalado en varios editoriales que el Banxico y la Secretaría de Hacienda han sido muy “inteligentes” para encontrar la manera de desanimar a los especuladores, de manera que han dejado de apostar en contra del derrumbe de la moneda nacional (al menos por el momento). El subastar todos los días $100 millones de dólares al tipo de cambio que indiquen las fuerzas de la oferta y la demanda ha sido un factor determinante para dar liquidez al mercado cambiario, mientras que el anuncio de la línea de crédito contingente con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por $46 mil millones de dólares fue fundamental para generar un impacto sicológico de “respaldo” a la moneda nacional.

 

El más reciente de los esfuerzos del Banxico por mantener el tipo de cambio “estable”, no obstante la importante disminución en las tasas de interés (la tasa de interés referencial del Banxico ha bajado 1.75 puntos porcentuales en el año), fue llevada a cabo en esta semana, y se dio a través de la línea swap con el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed).

 

Como antecedentes cabe recordar que el 29 de octubre de 2008 el Banxico informó que la Fed  nos había otorgado una línea swap por hasta $30 mil millones de dólares, la cual podría ser usada por el Banxico para apuntalar al peso y mejorar la liquidez del mercado cambiario nacional.

 

Así, el 3 de abril de este año, el Banxico informó que pondría en el mercado mexicano la primera disposición de la línea swap acordada con la Fed y, al mismo tiempo, una subasta de crédito en dólares en que podrá participar el sector privado.  El propósito de esta medida sería la de quitar presión a las grandes empresas que requieren dólares, ya que les permitirá tener liquidez para enfrentar sus obligaciones financieras de corto plazo.

 

De esta manera, el 21 de abril el Banxico realizó una subasta por $4 mil millones de dólares de la  línea swap. La colocación fue a un plazo de 264 días, y se estableció con una tasa mínima  en función de la tasa conocida como Overnight Index Swap, más un diferencial de 50 puntos base (cabe señalar que esta tasa es revisable cada 88 días).  Al finalizar la subasta se nos informó que ésta fue un éxito, dado que del total subastado sólo se colocaron 3 mil 221 millones de dólares entre 10 bancos postores a una tasa de 0.7384%, que será la que se pagará a la Fed, de maneras que el swap aparentemente no tendrá ningún costo para el Banxico ni para el erario.

 

Hasta aquí la historia se ve muy bien, ya que al parecer es una situación gana-gana. ¿A qué me refiero? Pues a que vemos un dólar en niveles de paridad más razonables que hace un mes y medio, al erario no le cuesta esta línea swap y las empresas emproblemadas reciben un respiro para hacer frente a sus pasivos. Sin embargo, debemos mencionar algunos detalles importantes de lo que ha costado lograr esto.

 

En primer lugar, no debemos olvidar que gran parte de la estabilidad en el tipo de cambio se ha logrado gracias a las subastas diarias de millones de dólares por parte del Banxico. De acuerdo al Análisis Económico realizado por Antonio Sandoval y publicado por EL FINANCIERO el 22 de abril, el Banxico ha asignado liquidez al mercado de cambios desde octubre de 2008 a la fecha, por un monto de 25 mil 614 millones de dólares (ya considerando la línea swap). Cabe señalar que dicho monto representa el 32.84 por ciento de las reservas totales actuales, y significa que en promedio se han asignado 3 mil 659 millones cada mes desde que comenzó la crisis financiera internacional.  Entonces aquí surge una pregunta crucial, ¿Qué pasaría con la paridad peso-dólar si el Banxico decidiera ya no intervenir en el mercado cambiario? ¿Cuántas reservas más está dispuesto el Banxico a vender para apuntalar al peso? Cabe recordar que tan sólo en la última semana, las reservas disminuyeron otros 74 millones de dólares, para ubicarse en 77 mil 910 millones de dólares, cifra inferior a los 85 mil 441 millones reportados al cierre del año pasado

 

Otro punto a considerar es que para algunos analistas y críticos, el “blindaje” que se ha construido para proteger al peso mexicano (con la línea swap, la línea de crédito contingente con el FMI y la venta de reservas internacionales) no es más que una manera discreta para rescatar a grandes empresas mexicanas que contrajeron deudas exorbitantes y apostaron indebidamente en el casino de los instrumentos financieros derivados. Esto implica que todo este “rescate” del peso nos beneficia a todos de alguna manera, pero más a aquellos empresarios que cometieron gravísimos errores, pero que están bien relacionados con los grupos de poder económico y financiero en México. De acuerdo a esta visión, estos grupos han movido sus “piezas” y por eso tenemos a funcionarios de Hacienda y Banxico implementando las políticas necesarias para ayudarlos a salir de sus problemas. En palabras de Denisse Dresser: “hoy el gobierno se apresta a ofrecerle carretadas de dinero a un grupo selecto de compañías para que reestructuren su deuda.” Y aquí también cabe hacer una pregunta, ¿se esta contemplando ayudar a las micro y pequeñas empresas que también tienen pasivos en dólares? Lo más probable es que no y que la ayuda solamente se dirija a los grandes corporativos.

 

Finalmente, otro aspecto relevante es que el swap en sí mismo es simplemente un intercambio temporal de una moneda por otra. Esto es, las empresas recibirán dólares por unos días y a cambio de éstos tienen que entregar su equivalente en pesos al tipo de cambio vigente. Una vez concluido el plazo del swap el que recibió dólares debe regresarlos y el que recibió pesos debe hacer lo propio. Obviamente también se pagan los diferenciales de tasas de interés entre las dos monedas, que en este caso es cada 88 días. Todo esto implica que dentro de 264 días los empresarios mexicanos que se vean beneficiados con la línea swap deberán regresar los dólares, por lo que entonces esta medida puede ser considerada como un alivio temporal y una apuesta a que las cosas estarán mejor para el peso mexicano dentro de nueve meses, ya que eventualmente deberán regresar los dólares que reciban.

 

El swap a 264 días implica que los dólares deberán regresarse en nueve meses aproximadamente, esto es en el mes de enero de 2010. Si a este hecho le sumamos que para el año entrante ya no tendremos cobertura petrolera que nos garantice un precio elevado por nuestro petróleo, la situación financiera de nuestro país puede complicarse bastante más de lo difícil que ya es ahora.

 

Desde luego no se desea mal a nadie, sino al contrario, que México recobre su fortaleza. Todas estas observaciones se hacen únicamente con el afán de estar prevenidos y poder anticipar posibles escenarios. En términos financieros el mejor escenario en este sentido sería uno en el cual dentro de nueve meses realmente ya haya pasado lo peor de la crisis financiera internacional, de manera que para entonces ya se haya restablecido la liquidez en los mercados financieros internacionales. De manera que las compañías que vayan en estos días a tomar los recursos de la línea swap puedan obtener dólares dentro de nueve meses a un tipo de cambio similar al actual, o inclusive un poco más bajo. Pero no podemos estar esperanzados en que esto vaya a ocurrir, se debe tener un plan B de manera que las autoridades anticipen los problemas de liquidez por deuda pública y privada que pudieran existir si en enero de 2010 el tipo de cambio está sustancialmente más alto que ahora.

 

Directo general GAEAP*

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