Artículos editoriales |
Fecha: 15/05/09 |
¿Hemos pasado la peor parte de la crisis? Alejandro Gómez Tamez* El pasado miércoles 13 de mayo, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens declaró en el marco de la conferencia anual del Consejo de las Américas que México ya superó la peor parte de la crisis, y su economía muestra señales positivas. ¿Será? Pues si apenas la semana pasada declaró que oficialmente México ya había entrado en recesión.
No se trata de ser pesimista ni mucho menos pero esta declaración llama mucho la atención, ya que la mayoría de los indicadores económicos continúan mostrando caídas fuertes en la producción, empleo y recaudación fiscal. Así, no sólo porque la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) informó que en abril aumentaron las ventas minoristas un 5.4 por ciento, se puede hablar de que lo peor ya pasó.
Solamente quisiera mostrar un ejemplo en materia de empleo para ilustrar que lo peor tal vez no ha pasado aun. Si comparamos el número de trabajadores asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en marzo de 2009 con los que había en marzo de 2008 vemos que hubo una disminución de 372 mil 289 personas, pero al comparar el número de trabajadores en dicho instituto en abril de 2009 con los de abril de 2008, tenemos que la caída es de 484 mil 852.
Así, la verdad es difícil en este momento saber si lo peor ya pasó. Pero a mi juicio, el problema no es declarar que lo peor de la crisis ya pasó, sino los efectos que una creencia equivocada puede generar en las políticas y acciones gubernamentales, y es que se puede incurrir en riesgos por la actitud que el gobierno federal pudiera tomar al respecto. Lo que menos necesitamos en estos momentos es que el gobierno federal deje de implementar las políticas y acciones tendientes a fortalecer a las empresas para que puedan superar la actual emergencia económica.
Otro aspecto que indica que tal vez lo peor aun no ha pasado es que en estos últimos días prácticamente todos los líderes y agrupaciones empresariales han aumentado sus llamados al gobierno federal para que brinde apoyos adicionales que les permita evitar despidos, o e su caso no cerrar sus puertas. Además de que prácticamente todos los analistas han ajustado sus pronósticos de desempeño de la economía nacional a la baja y consideran que tendremos una caída del Producto Interno Bruto (PIB) que estará entre -4.1 por ciento y -6.0 por ciento este año.
Así pues, si el secretario de Hacienda señala que lo peor ya pasó en base a la expectativa de que la mayor caída del PIB mexicano se dará en el primer trimestre del año, pues entonces está dejando de lado muchas otras variables importantes para empresarios y familias como la liquidez del negocio, el empleo y los ingresos.
Es verdad que el gobierno no ha sido insensible ante estos llamados y que ha anunciado varias medidas calificadas por los líderes empresariales como “muy positivas”, entre las que destaca el reciente anuncio de que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) otorgará a las empresas facilidades de pago y financiamiento por un monto de casi nueve mil millones de pesos. Esto implica que las empresas podrán pagar en cinco mensualidades el 50 por ciento del monto total de las cuotas obrero-patronales correspondientes a mayo y junio de este año.
Sin embargo, a juicio de muchos empresarios, aun falta mucho por hacer por parte del gobierno federal para lograr que las empresas perciban un apoyo más decidido. Para muchos es indispensable que en materia de Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) se permita la deducción de los salarios en lugar del acreditamiento, o bien que se permita la deducción de prestaciones exentas que son obligatorias por disposición de la Ley Federal del Trabajo, como lo es el aguinaldo y primas vacacionales.
Para algunas empresas exportadoras es indispensable que se implemente un programa de devolución de impuestos; y para empresas del gremio del calzado y textil es importante que se les incluya en los apoyos a empresas en condición de paro técnico.
Por otra parte no se debe pasar por alto que el domingo 10, Standard & Poor’s Ratings Services informó que revisó la perspectivas de las calificaciones soberanas de la deuda de México de estable a negativa, debido “al deterioro en sus posiciones fiscal y externa, aunado a la posibilidad de que el Congreso, tras las elecciones legislativas de este año, no resuelva adecuadamente la falta de flexibilidad en la política fiscal de México”.
Es cierto que estas calificadoras han perdido gran parte de su credibilidad a raíz de los terribles errores que cometieron al no calificar adecuadamente el riesgo de los valores amparados en las hipotecas en los Estados Unidos. Pero lo que Standard & Poor´s señala sobre la economía nacional debemos reconocer que es verdad: nuestra posición fiscal se está deteriorando rápidamente, y si esto no se resuelve, eventualmente afectará a la paridad peso – dólar y nuevamente veremos un tipo de cambio por encima de los $14 pesos.
Tenemos que de acuerdo con cifras de la propia SHCP, en el primer trimestre de este año, el gobierno federal dejó de percibir casi 30 mil millones de pesos en ingresos tributarios por causas directamente relacionadas con la crisis económica. Esto provocó que el balance presupuestal del sector público, superavitario en casi 101 mil millones de pesos en el primer trimestre del año pasado, resultará deficitario en 38 mil 337.1 millones de pesos en el mismo periodo de 2009.
Debemos reconocer que Hacienda ha hecho un esfuerzo por aumentar la base de contribuyentes (lo cual puede disminuir las presiones para un alza de impuestos), de manera que los contribuyentes activos localizados al 31 de marzo pasado son 24 millones 348 mil. De estos, 14 millones 537 mil son asalariados, nueve millones 020 mil son personas físicas y 791 mil son personas morales. Así pues, en este país solamente 791 mil empresas están registradas ante Hacienda y de éstas habrá que ver cuantas pagan impuestos. Esto es injusto, además de que es una fuente de competencia desleal para el empresario cumplido.
Si esta situación continúa, los escenarios para lo que resta del año son muy negativos: contratamos más deuda, comenzamos a recortar algunos rubros de gasto público, o aumentamos impuestos.
Queda claro pues que hay aspectos complicados en el panorama económico nacional, tanto para las familias, las empresas y el gobierno. Que bueno que el Secretario de Hacienda quiera enviar un mensaje de optimismo a la nación y a los inversionistas internacionales, pero pues ojala y esto no implique que el gobierno federal dejará de hacer las cosas que hacen falta para que las familias y los empresarios puedan salir de esta situación, que al contrario, cada vez se percibe más complicada.
Director general GAEAP*
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