Artículos editoriales

Fecha: 05/06/09

La recuperación económica de México

Alejandro Gómez Tamez*

El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, declaró el martes 2 de junio que la contracción de la economía mexicana ya está tocando fondo y que podría comenzar a verse una recuperación en los próximos meses. Me atrevo a especular que por “recuperación” el Dr. Ortiz se refiere a comenzar a caer menos rápido, ya que el crecimiento de la producción para lo que resta del año no está en la mente de los analistas en estos momentos.

 

Si consideramos los resultados de la Encuesta Sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado correspondiente a mayo de 2009, confirmamos que si bien nos va, la  “recuperación” de la que habla Ortiz consistirá en caer a tasas menos elevadas. Concretamente tenemos que los resultados de dicha encuesta indican que los analistas esperan que en el segundo, tercer y cuarto trimestres de 2009, el PIB presente reducciones anuales de 8.6, 4.5 y1.4%, respectivamente. Así, para todo el año, estiman en promedio una caída de 5.8%. Es para el año 2010 que los analistas ya están previendo un incremento de 2.09%.

 

En materia de empleo, los especialistas también estimaron en la misma encuesta que en 2009 el decremento del empleo en el sector formal de la economía será significativo. En particular, se espera que el número de trabajadores asegurados en el IMSS se reduzca al cierre del año (de diciembre de 2008 a diciembre de 2009) en 592 mil personas. Para 2010 se considera que la recuperación de la actividad económica estaría acompañada de un incremento del referido número de trabajadores de 200 mil personas.

 

Así pues, tal vez lo que ocurrió es que Guillermo Ortiz se quiso sumar a lo anunciado por Estados Unidos y la Unión Europea sobre su propia recuperación económica. Sucede que en estas naciones los indicadores económicos adelantados (aquellos que predicen la marcha económica) están comenzando a mostrar incrementos.  Concretamente tenemos que en Estados Unidos, el índice de indicadores económicos adelantados presentó su primer aumento en siete meses durante abril, con un alza de 1.0 por ciento. Por su parte, en la zona euro los resultados son incluso más positivos, ya que en abril el índice de indicadores económicos adelantados presentó un avance de 1.8 por ciento. En el caso de México el Indicador Adelantado continúa cayendo.

 

A nuestro país le conviene de sobremanera que Estados Unidos se recupere, ya que así nuestras exportaciones dejarán de caer a las tasas de 30 por ciento que han estado registrando en los últimos meses. Esto ayudará a la planta manufacturera nacional, lo que a su vez incidirá positivamente en la producción, empleo y salarios.

 

Sin embargo, ante la pérdida de competitividad de nuestra economía no podemos garantizar que estaremos listos para retomar el crecimiento económico a la par que los Estados Unidos. Por lo tanto, la gran pregunta que surge entonces es si cuando nuestro vecino del norte se recupere ¿México comenzará una etapa en la que simplemente dejará de caer o entraremos también en una etapa de recuperación? Esto es lo que los economistas denominan si experimentaremos una evolución de la producción en forma de L, U o V.  En otras palabras, será muy lamentable que si los Estados Unidos comienzan a crecer a finales de este año, y nosotros todavía registremos caídas durante un par de trimestres adicionales.

 

La culpa de esta situación es compartida. Podemos señalar que como empresarios hemos cometido algunos errores de planeación y por no tener la suficiente capacidad de innovar y desarrollar nuevos productos. Pero también es cierto que la clase política mexicana tiene una enorme responsabilidad en esto.

 

Y es que los políticos mexicanos no han sido lo suficientemente maduros para ponerse de acuerdo y sacar adelante las reformas que le beneficiarían a todos los mexicanos. Entre las reformas que no se han implementado y que urgen están la hacendaria, la laboral y la energética. El Congreso actual que termina sus funciones en cuatro meses le ha quedado a deber mucho al pueblo de México, ya que sus omisiones le han costado al país una gran cantidad de empleos, han hecho la crisis económica más profunda y han vuelto a México más vulnerable en el contexto internacional.   

 

¿Se imagina usted como nos hubiera ido con esta crisis económica si en la pasada “reforma energética” se hubiera permitido la inversión de capital privado en el sector (de ninguna manera me estoy refiriendo a la privatización de Pemex)? Pues muy probablemente México estaría recibiendo una enorme cantidad de capitales internacionales y se estaría fomentando la inversión nacional para generar más energía, lo cual se traduciría en empleos. Esto es precisamente lo que la gente pide todos los días: empleo.

 

Es muy lamentable que México, nación que solía atraer cada año cantidades que oscilaban entre los $20 mil millones de dólares cada año en inversión extranjera directa, este año vaya a atraer únicamente unos $13 mil millones de dólares (de acuerdo a las expectativas de analistas). Es cierto que a nivel internacional se han contraído los flujos internacionales de inversiones, pero también es cierto que México ha dejado de ser tan atractivo para los inversionistas internacionales, que prefieren llevarse sus capitales a otros países y ahí crear los empleos.

 

Pero la situación no queda en lo que no hizo la Legislatura actual, sino que el  problema ahora en día es que no tenemos ninguna garantía de que la siguiente legislatura en la Cámara de Diputados vaya a trabajar para alcanzar los acuerdos necesarios para aprobar las reformas pendientes.  Es lamentable que hasta ahora no hayamos visto a los partidos políticos haciendo compromisos de cara a la nación en el sentido de que si están a favor o en contra de las reformas en los grandes temas económicos que le preocupan empresarios y trabajadores. No hemos visto pronunciamientos en relación a temas fiscales, ni temas laborales, ni energéticos.

 

De hecho, dada la polarización política que se vive por las campañas electorales se podría dificultar que la nueva Cámara de Diputados alcance en el corto plazo los acuerdos necesarios para sacar adelante las reformas pendientes.

 

Esto es muy peligroso, ya que la calificación de nuestra deuda soberana esta en riesgo. Si el siguiente Congreso no realiza las reformas necesarias, nuestra posición fiscal se debilitará más (el déficit fiscal se hará más grande) y las agencias calificadoras percibirán a México como un país que no tiene seguros los recursos para hacer frente al pago de sus compromisos de deuda internacionales.  Esto sin duda tendrá un impacto directo en el tipo de cambio, el cual aumentará, y esto también afectará negativamente a la inflación y las tasas de interés.

 

México afrontará retos muy grandes en el año 2010 ya que debe recuperar los empleos, el poder adquisitivo y la producción perdidos. Este año 2009 los mexicanos nos hemos empobrecido de manera brutal, por lo tanto es indispensable que empresarios y políticos estén a la altura de estos retos y se hagan los cambios necesarios para que este país pueda generar riqueza. Los pronunciamientos de los líderes empresariales han sido de compromiso, pero por otra parte, los políticos no están dispuestos a trabajar por México que mejor se dediquen a otra cosa.

 

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