Artículos editoriales

Fecha: 20/03/10

Una gran mentira: la sobrevaluación del peso nos beneficia

Alejandro Gómez Tamez*

El tipo de cambio peso-dólar muestra una fortaleza para nuestra moneda que no veíamos desde hace 17 meses. De acuerdo con el Banco de México esta nueva versión del “super-peso” se debe a la entrada de $19 mil 600 millones de dólares de inversión extranjera en cartera desde el segundo semestre de 2009; y de este total, más de $4 mil 200 millones han ingresado a México en lo que va de 2010.

Concretamente, el Banxico y la Secretaría de Hacienda, han atribuido la revaluación del peso a una  abundancia relativa de dólares, provenientes de la inversión extranjera dirigida a la compra de bonos gubernamentales emitidos en pesos, a la adquisición de acciones de empresas que participan en la Bolsa Mexicana de Valores, y al ingreso de divisas por la colocación de valores emitidos en el exterior, tanto por el gobierno federal como por compañías privadas. Esto es, la fortaleza del peso es causada principalmente por inversionistas que simplemente están buscando mejores ganancias financieras y no porque haya habido algún cambio fundamental en la estructura económica nacional (no ha habido ningún avance en materia de reformas estructurales y seguimos siendo deficitarios en nuestro comercio exterior).

 

 

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Es algo tan simple como el hecho de que mientras que en Estados Unidos un bono del tesoro a un mes  paga una tasa de interés anualizada del 0.13 por ciento (Fuente: http://www.ustreas.gov/offices/domestic-finance/debt-management/interest-rate/yield.shtml), en México los Cetes a 28 días pagan 4.43 por ciento anual. Así que si usted no percibe mayores riesgos en México, ¿donde invertiría su dinero? Pues lógicamente que en México porque paga 330.7 veces más rendimiento que nuestro vecino del norte. Así pues, esta reciente apreciación del peso es coyuntural ya que como mexicanos no hemos hecho gran cosa para modificar la estructura económica nacional. Esto es, la fortaleza de nuestra moneda no se debe a que tengamos un superávit en la balanza comercial y tampoco se debe a que estemos atrayendo miles de millones de dólares de inversiones en nuevas empresas. Es mayoritariamente inversión golondrina la que nos está fortaleciendo (que es la misma que provocó hace un año, al salir en estampida, que el dólar llegara a los $15.50 pesos por unidad).

De cualquier manera, e independientemente de la razón de la fortaleza del peso, para muchos, esto es motivo de gran preocupación, ya que como lo hemos comentado en pasados editoriales, la sobrevaluación del peso provoca el encarecimiento de nuestras exportaciones en los mercados internacionales.  ¿Cómo ocurre esto? Muy simple, si algo en México tenía un costo de producción de $100 pesos el 2 de enero de este año, entonces al tipo de cambio vigente ese día de $13.1067 pesos por dólar, su costo de producción en dólares era de $7.67. Con un tipo de cambio como el actual de $12.4755 pesos por dólar, el costo de producción de ese mismo producto de $100 pesos ya es de $8.01 dólares.  Esto implica que en 77 días nos hicimos 4.43 por ciento más caros en términos de dólares.

Para algunos economistas teóricos y con poca experiencia práctica en el mundo de los negocios, el argumento del párrafo anterior está mal y para ellos la realidad es que un tipo de cambio sobrevaluado favorece a los exportadores porque así los insumos importados de los fabricantes nacionales salen más baratos. La realidad es otra y quienes señalan lo anterior están sencillamente equivocados. Si en un proceso productivo promedio los insumos representan un 35% del costo de fabricación, es imposible que la sobrevaluación del peso favorezca a los exportadores.

A continuación expongo un ejemplo para contribuir a eliminar este mito de que los exportadores se favorecen con un tipo de cambio sobrevaluado: Supongamos que un fabricante el 2 de enero de este año producía un bien en $100 pesos. De este total $35 pesos eran insumos importados (equivalentes a $2.67 dólares al tipo de cambio vigente en esa fecha) y $65 pesos eran gastos de mano de obra, otros insumos, etcétera.  Ahora en día con un dólar a $12.4755 pesos su costo de producción efectivamente habría bajado a  $98.31 pesos (porque el componente importado se hizo más barato).  Pero el problema es que en dólares el costo de producción pasó de $7.62 dólares ($100 pesos dividido entre un tipo de cambio de $13.1067 pesos por dólar) a $7.88 dólares ($98.31 pesos dividido entre un tipo de cambio de $12.4755 dólares). Así que con todo y que los insumos importados son ahora más baratos, el costo de producción en dólares para el exportador es 3.28 por ciento más alto y esto implica una pérdida de competitividad.

Así que este argumento de libro de texto anticuado de economía no es válido, y sólo el quehacer de los negocios día a día da una perspectiva más amplia de cómo se mueven los costos de producción en función de los cambios en el tipo de cambio.

Los defensores de la sobrevaluación del peso también han argumentado que el tipo de cambio es irrelevante para el comercio internacional. Dicen que no hay una correlación clara entre la sobrevaluación del peso y el crecimiento o decrecimiento de las importaciones. Pero para los que piensan en función de esto hay malas noticias, ya que si hay evidencia que muestra que un tipo de cambio subvaluado fomenta las exportaciones nacionales.

Tenemos el caso concreto del actual conflicto entre China y Estados Unidos por la subvaluación del yuan frente al dólar, la cual provoca que los mercados estadounidenses estén inundados de productos chinos. En resumidas cuentas, los estadounidenses le exigen a los chinos que revalúen su moneda (dejen de tenerla subvaluada). Entonces, si el tipo de cambio es una variable irrelevante para el comercio internacional (tal como lo sostienen muchos economistas gubernamentales y de los medios de comunicación en México), ¿Por qué a Estados Unidos le preocupa tanto y presiona a China?

Este debate chino-estadounidense lleva ya muchos años, pero esta semana que concluye volvió a intensificarse. Tenemos que el pasado 14 de marzo el primer ministro chino, Wen Jiabao, rechazó los pedidos de que su gobierno aprecie el yuan y culpó a Estados Unidos por las recientes tensiones en la relación entre ambas potencias. Wen dijo que los llamados de Washington y otras grandes economías para que China aprecie su moneda son inútiles e incluso proteccionistas, y prometió que Pekín manejará su política monetaria a su manera.

El riesgo para China ante esta situación es que el gobierno estadunidense la catalogue como un “especulador monetario” en un reporte semestral del Departamento del Tesoro que emitirá el 15 de abril y entonces pueda ser sancionada como tal. Pero por otro lado, la situación se complica aún más cuando tomamos en consideración que China es el mayor acreedor de Estados Unidos, con bonos del Tesoro por unos 894 mil 800 millones de dólares.

Y por si no fuera lo suficientemente difícil la situación, tenemos que el 15 de este mes, un grupo de 130 congresistas estadunidenses pidió al gobierno de Barack Obama que tome medidas inmediatas para hacer frente a la “manipulación monetaria” de China. Concretamente los congresistas republicanos y demócratas señalaron en relación a China que “Sostener su moneda con un tipo de cambio devaluado da subsidio a las compañías chinas y una desventaja desleal a sus competidores extranjeros”.

Así pues, vuelvo a preguntar: ¿Si el tipo de cambio es irrelevante porque esta importante disputa entre China y Estados Unidos? Evidentemente el tipo de cambio si es importante y mucho, pero aquí en México, en aras de apoyar a los grandes importadores se nos quiere hacer creer que lo que más nos conviene es un dólar barato. Y ese ha sido el gran error en la política monetaria: querer frenar la inflación bajando el tipo de cambio para que los productos importados sean más baratos y para que los productores nacionales no puedan subir sus precios (a menos de que estén dispuestos a perder sus mercados en favor de las importaciones).

Ante todo lo anteriormente expuesto, no cabe más que agregar que a México le urge modificar la política monetaria y bajar aún más las tasas de interés, dado que la inflación estará bajo control en un par de meses. Por su parte, el Banxico debe ser más activo en el mercado cambiario y comprar más dólares para apuntalar sus reservas, y por último el gobierno federal debe aprovechar esta coyuntura y cambiar el perfil de la deuda pública de deuda externa a interna. Todo esto hará que el tipo de cambio aumente en beneficio de la planta productiva nacional (exportadora y no exportadora) y de la creación de empleos.

El objetivo del Banxico debería ser llevar al tipo de cambio a un nivel de al menos $13.10 pesos por dólar. De esa forma no tendríamos sobrevaluación de nuestra moneda, y en esa misma lógica, cualquier tipo de cambio por encima de los $13.10 sería de gran apoyo para los exportadores nacionales (los cuales ahora cobran gran relevancia ante la debilidad del mercado interno y la urgencia por crear empleos a nivel nacional)

 

Director General GAEAP*

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