Artículos editoriales |
Fecha: 11/09/09 |
El desarrollo de China y sus enseñanzas Alejandro Gómez Tamez*
Ocasionalmente puede uno escuchar de las experiencias de personas que viajaron a China hace unos veinte años y que lo han vuelto a hacer recientemente. Las historias que platican generalmente van en el mismo sentido: se llevan una profunda impresión por las grandes mejoras de las condiciones de vida del pueblo chino y argumentan que el desarrollo de la Nueva China representa un vuelco total respecto a su antigua situación. Hablan de transformación de pueblos en grandes ciudades en tan sólo unos años.
Tal vez la impresión más profunda que tengan estos viajeros es que China ha empleado una enorme cantidad de recursos para desarrollar su infraestructura carretera, líneas ferroviarias y aeropuertos, mejorando en gran medida las condiciones de transporte. Para muchos, estas obras han llevado al pueblo los beneficios más reales. Cabe señalar que en China hay una frase que reza: “para enriquecerse lo primero que se debe hacer es construir caminos”. Y eso es precisamente parte de lo que ha hecho China. Los éxitos del desarrollo de la Nueva China tienen su origen en la correcta política del Gobierno chino. La reforma y la apertura permiten la entrada del capital extranjero, y la introducción de muchas experiencias avanzadas del extranjero, han impulsado el desarrollo de China vigorizando su mercado laboral haciéndolo más productivo.
Así pues, el secreto está en las políticas económicas que se han implementado. El propósito de este artículo no es hacer un recuento de lo que ha hecho China en los últimos 60 años para transformarse. Más bien, mencionar cuales son algunas de las políticas que ha seguido dicho país para lidiar con la crisis financiera internacional y contrastar esto con lo que hace México.
De entrada podemos mencionar que para mantener el crecimiento económico durante este año China ha implementando políticas para estimular la expansión, que han incluido un paquete de estímulo fiscal de 585 mil millones de dólares, incentivos impositivos y lo que los funcionarios califican de una política monetaria "apropiadamente flexible". Además, China ha apostado por su sector exportador, no obstante la caída de los mercados globales.
En México, mientras tanto, este año se implementó el llamado Acuerdo Nacional en Favor de la Economía Familiar y el Empleo, el cual tenía entre sus elementos más destacables el acelerar el Programa Nacional de Infraestructura, el cual se suponía que contaría con un monto histórico para la construcción de infraestructura. La inversión impulsada en este rubro por los sectores público y privado alcanzaría los 570 mil millones de pesos para 2009. Además, el Acuerdo contemplaba la ampliación del programa de empleo temporal, el programa de preservación del empleo, el congelamiento del precio de las gasolinas en todo el país durante todo el año, entre otras tantas políticas (25 puntos en total). Cabe señalar que en México no se contemplaron medidas para apoyar a los exportadores.
¿Cuál fue el resultado de ambas políticas en China y en México? Pues fue diametralmente diferente. En China la política económica implementada fue efectiva al fomentar el crecimiento económico, mientras que en México la economía enfrenta su mayor recesión en casi 80 años. De acuerdo a un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la economía china crecerá en 2009 a un ritmo de 7.8%, mientras que en México el INEGI dio a conocer que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 10.3% en el segundo trimestre de este año (y las previsiones son que éste caerá cerca de 8% en el año).
En China, en los primeros siete meses de este año, se ha registrado un robusto crecimiento en la demanda interna y el consumo se elevó 15.2% anual, mientras la inversión aumentó 32.9%. En México los datos más recientes nos muestran que en el primer trimestre de este año la demanda total de bienes y servicios se contrajo 11.7%, mientras que la demanda de consumo cayó 9%.
¿Qué fue lo que hizo China diferente? Muchas cosas, pero aquí solo mencionaremos que en un informe titulado “Comercio y Desarrollo 2009”, la UNCTAD señala que ampliar las políticas de demanda doméstica ha ayudado a China a resistir las presiones de la recesión. Y es que en el primer semestre, la economía china registró un crecimiento de 7.1%, del cual más del 80% fue provocado por la inversión gubernamental. Según el informe, el impacto de un mayor gasto público en infraestructura, así como la ampliación del crédito, ya es visible en China.
Mientras tanto, en México hemos hecho lo contrario: tan sólo entre los años 2007 y 2009 el gasto corriente aumentó 362 mil millones de pesos, de los que el 39% se destinó a sueldos y prestaciones, el 23% a gastos de operación, el 25% a gasto no programable, y sólo el 12% a obra pública. Esto es un ejemplo de cómo en México se privilegia un excesivo gasto corriente, sobre todo en lo que tiene que ver con sueldos para la alta burocracia.
Así pues, los resultados de la economía china son impresionantes, y ante esto alguien pudiera pensar que ellos deben estar festejando su buen desempeño, pero la realidad es que el gobierno chino se muestra preocupado porque consideran que la recuperación aun no es lo suficientemente fuerte. De esta manera, su gobierno continuará implementando políticas económicas expansivas. Y en este sentido el primer ministro chino Wen Jiabao declaró el día 1 de septiembre que China no modificará la orientación de su política económica de estímulo (una política fiscal proactiva y una política monetaria moderadamente flexible), ya que el país está “en una etapa crítica de recuperación de la economía”.
¿Y en México que hacemos? Nuevamente todo lo contrario, dado que nuestro país enfrenta un severo problema fiscal por la caída de los ingresos petroleros y por la disminución de la actividad económica. Así, el gobierno federal envío al Congreso de la Unión su Iniciativa de Ley de Ingresos para el año 2010, la cual contempla diversas alzas en impuestos. Se contempla subir la tasa de Impuesto Sobre la Renta al 30%, implementar un impuesto especial a las telecomunicaciones del 4%, crear una Contribución para el Combate a la Pobreza de 2% sobre las ventas, entre otros aumentos de gravámenes. La teoría económica no miente y nos indica claramente que cuando el gobierno aumenta los impuestos la economía crece más lentamente. De esta manera, es previsible que las dificultades económicas para familias y empresas continúen a lo largo de 2010 producto de estos gravámenes.
La situación que enfrenta el gobierno es complicada, pero eso no evita que entiendan que la manera más efectiva de de salir de las dificultades económicas y de la pobreza no es solamente elevando impuestos, sino incentivando a las empresas para que éstas generen más empleos. Apoyando decididamente al sector exportador nacional y fortaleciendo los programas de empleos de estados y municipios. Esa es la verdadera manera en que debería enfrentarse el problema. El elevar impuestos, y no preocuparse por aumentar la base de contribuyentes, nos aleja de las tendencias mundiales en cuanto a competitividad, y eso lo vamos a resentir en el corto, mediano y largo plazos.
Director General GAEAP* alejandro@gaeap.com
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