Artículos editoriales

Fecha: 18/09/09

Para realmente terminar con la pobreza

Alejandro Gómez Tamez*

 

Mucho se ha dicho en relación al Paquete Fiscal 2010, el cual es conformado por la propuesta de Presupuesto de Egresos y por la Iniciativa de Ley de Ingresos. Desde luego que hay quienes lo aplauden, y tal es el caso de la calificadora Fitch, la cual señaló que el presupuesto del año entrante “refleja el compromiso de las autoridades de prevenir un deterioro significativo en la posición fiscal del país”.  Por su parte, el banco de inversión  Morgan Stanley apuntó que el paquete de ingresos fiscales apunta hacia "el camino correcto".  No es sorpresa que estos organismos que lo ven con buenos ojos resulten ser extranjeros, a los cuales obviamente les importa que el gobierno de México cuente con los suficientes recursos para hacer frente a sus compromisos de deuda pública.

 

Sin embargo, en México el Paquete Fiscal 2010 ha sido descalificado por prácticamente todos los organismos empresariales. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) advirtió que los   nuevos impuestos que propuso el Ejecutivo federal al Congreso, no contribuirán al crecimiento económico del país.  Por su parte, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) consideró “decepcionante” la propuesta de paquete económico y manifestó que no contiene un proyecto de país a largo plazo y que se refugia en medidas parciales que sólo contribuyen a moderar los desequilibrios fiscales.

 

El Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), y la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco) han señalado que exigirán la revisión del Paquete Fiscal, ya que no están de acuerdo con las alzas de impuestos y consideran que los recursos que pretende obtener el gobierno con el cobro de más impuestos a empresas y a la población son para mantener las prebendas a sindicatos, las ineficiencias de paraestatales o para la nómina del magisterio. 

 

Es importante precisar que se ha criticado la propuesta de aumentar la tasa del ISR de 28 a 30%, y se ha señalado que esto provocará una menor inversión por parte de los empresarios.  Esto es correcto, ya que en la medida en que los impuestos son más elevados, la tasa neta de retorno de las inversiones  disminuye, lo que hace que éstas sean menos productivas. En México lo que se requiere es precisamente lo contrario: medidas que hagan que las empresas generen mayores inversiones, para que así aumenten el número de empleos y de esta manera se pueda abatir sostenidamente el problema de la pobreza y se fortalezca el mercado interno. En México se requiere con urgencia estímulos a la inversión productiva, ya que en lo que va del año ésta se ha desplomado. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el primer semestre de este año la inversión fija bruta registró una contracción de 11.5% con relación al mismo lapso de 2008.

 

Otro aspecto del Paquete Fiscal 2010 es la propuesta de crear un impuesto del 2% al consumo, el cual sirva para apuntalar los problemas de combate a la pobreza. Esta es tal vez la parte más controversial del paquete, ya que para muchos es importante que el gobierno tome un papel más activo para asegurar salud, alimentación y vivienda digna a los más de 50 millones de mexicanos que son considerados pobres. Pero por otra parte, estamos los que consideramos que la manera más eficaz de combatir la pobreza es generando empleos y fortaleciendo el mercado interno.

 

Cabe señalar que entre agosto de 2008 y el mismo mes de 2009, el número de trabajadores registrados en el IMSS disminuyó en 542 mil 150 personas, lo que implica una caída de 3.75%. Es probable que muchas de estas personas y sus familias pasaron a ingresar las filas de la pobreza.   

 

Para revertir esta pérdida de empleos, se requieren medidas urgentes para apoyar la planta productiva. De acuerdo a cifras del INEGI, si comparamos el nivel del Indicador de la Actividad Industrial en los primeros siete meses de 2008 con los mismos meses de 2009, vemos que ésta se contrajo 10.1%, y dentro de ésta, la industria de la construcción registra un retroceso de 7.7% en el mismo periodo.

 

Por su parte,  al analizar la evolución del Índice de Volumen Físico de la Producción Manufacturera, vemos que esta actividad cayó en los primeros siete meses de este año 14.4%, y la totalidad de los 21 subsectores que componen este índice muestran retrocesos en el periodo en cuestión.

 

Es importante aclarar que las actividades manufactureras que presentan las mayores disminuciones en los primeros siete meses de este año son: Fabricación de equipo de transporte (-39.9%); Fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos (-26.0%); Industrias metálicas básicas (-24.5%); Fabricación de maquinaria y equipo (-22.8%); Fabricación de productos metálicos (-18.2%); y Fabricación de productos de cuero, piel y materiales sucedáneos, excepto prendas de vestir (-15.3%).

 

Estas son actividades que han resentido en mayor medida la caída de las exportaciones nacionales, y eso no es poca cosa. Si comparamos las exportaciones de México en los primeros siete meses de 2008 con las de los mismos meses de 2009, tenemos que éstas se han contraído en 54 mil 768.1 millones de dólares, equivalentes a un 30.9% menos.

 

Por su parte, la debilidad del mercado interno queda de manifiesto cuando se toma en consideración que las ventas netas de los establecimientos comerciales al por mayor cayeron 10.4% en el primer semestre de este año; mientras tanto, las ventas de los establecimientos comerciales al por menor muestran un retroceso de 5.5% en el mismo periodo.

 

Evidentemente todos estos indicadores dan cuenta de que este no es el mejor momento para elevar impuestos, y tampoco será un buen momento a partir del 1 de enero de 2010. Desde luego que se reconoce el grave problema de las finanzas públicas petrolizadas, pero el gobierno no puede descansar la mayor parte de la carga del boquete fiscal de $374 mil millones de pesos en los contribuyentes. ¿Por qué el gobierno no quiso tocar los regímenes especiales en su propuesta? ¿Por qué se sigue privilegiando a unos cuantos sectores económicos y no se da un tratamiento fiscal más equitativo? Cabe señalar que en 2010 los gastos fiscales derivados de la aplicación de tratamientos impositivos preferenciales se traducirán en una pérdida recaudatoria de unos $502 mil millones de pesos, cantidad evidentemente mayor al monto del faltante de ingresos.

 

Lo que el gobierno requiere es mediar en todas entre todas las variables en las que puede influir. Evidentemente deben desaparecer algunos regímenes especiales, se debe fortalecer la base de contribuyentes evitando la evasión y elusión fiscal, se debe analizar también la posibilidad de aumentar ligeramente el déficit fiscal de manera temporal, se debe disminuir el tamaño del aparato burocrático en todos los órdenes de gobierno, entre otras medidas. Aquí lo más importante es que se tenga en mente que si el gobierno y el Congreso de la Unión no incentivan a las empresas para que inviertan, crezcan y exporten, el problema de pobreza nunca se terminará, la recaudación fiscal no crecerá  y México seguirá siendo un país mediocre en desempeño económico.

 

Director General GAEAP*

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