Artículos editoriales |
Fecha: 14/04/08 |
El Banxico y el enemigo en casa L.E. Alejandro Gómez Tamez* México enfrenta un grave problema de competitividad que cada día se hace más grande y se ve reflejado en el déficit de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) cada vez más abultado. En los dos primeros meses de 2007 las exportaciones de México fueron de 38 mil 608 millones de dólares, mientras que las importaciones ascendieron a 40 mil 717 millones de dólares. Esto dio como resultado que tuviéramos un déficit en la balanza comercial en el primer bimestre de 2007 de 2 mil 109 millones de dólares. Para el año 2008 las cosas se han complicado, ya que en los dos primeros meses del año tuvimos exportaciones por 45 mil 34 millones de dólares e importaciones de 49 mil 276 millones de dólares, lo que nos originó un déficit en la balanza comercial de 4 mil 242 millones de dólares. Como se puede apreciar por los datos anteriores, ¡en tan sólo un año nuestro déficit comercial con el exterior creció 101.13 por ciento! (comparando primer bimestre de 2007 con el mismo bimestre de 2008), lo cual es una pésima señal para la estabilidad macroeconómica en el mediano plazo y es una clara muestra de la pérdida de competitividad de nuestras exportaciones. Podemos enumerar una gran lista de elementos que vuelven poco competitiva a la economía nacional, y algunos de ellos son: falta de infraestructura, el crecimiento de los precios de los insumos nacionales, falta de suficiente mano de obra capacitada, elevadas tarifas energéticas, falta de una reforma laboral, excesiva burocracia, corrupción, delincuencia, elevados impuestos, entre otros muchos. Pero en opinión de diversos analistas, el principal factor que ahora en día provoca pérdida de competitividad es la excesiva sobrevaluación del peso frente al dólar. Recientemente hemos visto como el nivel del tipo de cambio peso – dólar se ha regresado a niveles de $10.60 pesos (en opinión de algunos analistas la paridad podría bajar hasta niveles de $10.25 pesos por dólar en este año), mientras que en nuestro país los costos de producción crecen prácticamente todos los meses. Esto provoca que en dólares o prácticamente cualquier divisa extranjera nuestros costos de producción sean cada vez más elevados, lo que hace más atractivo comprar el producto importado en lugar del nacional. O bien, también provoca que nuestros exportadores vean desplazadas sus ventas al extranjero a favor de otros países. Esto es lo que provoca que las importaciones hayan crecido 21.02 por ciento entre el primer bimestre de 2007 y el mismo bimestre de 2008. De continuar con esta tendencia estaríamos hablando de que México pasaría de tener un déficit comercial en 2007 de 11 mil 189 millones de dólares a poco más de 24 mil millones de dólares en 2008. Un déficit mucho mayor a los 18 mil 463 millones de dólares que tuvimos en 1994, poco antes de que se desatara la crisis de 1995. Así, queda claro que nos estamos acercando a una situación muy peligrosa y muy pocos se dan cuenta y opinan al respecto. No se puede negar que por cada producto extranjero que entra al país a un precio más bajo se genera el beneficio para los consumidores nacionales, ¿pero que pasa con las empresas nacionales que son desplazadas al no poder competir porque los productos importados entran cada vez más baratos con un tipo de cambio que va a la baja? El Banco de México (Banxico) tiene muy buenas explicaciones ante esta situación y se escudan en que el tipo de cambio es el “correcto” porque es el de “equilibrio” entre la oferta y la demanda de dólares. Pero esto solamente ocurre para el corto plazo, ya que en el mediano y largo plazos los desequilibrios macroeconómicos se van acumulando hasta que son imposibles de mantener; y entonces cuando comience un ajuste al tipo de cambio esté será imparable y vamos a tener entonces el nivel de tipo de cambio de equilibrio que ahora en día las autoridades del Banxico se niegan a reconocer. De acuerdo a estimaciones hechas por varios despachos, entre ellos GAEAP, el nivel de sobrevaluación del peso mexicano frente al dólar es de aproximadamente un 13 por ciento en la actualidad. Esto significa que en teoría el dólar debería costar aproximadamente $12.10 pesos si el precio del dólar hubiese aumentado en la misma proporción que el resto de los bienes en la economía (tomando en cuenta un ajuste en función de la tasa de inflación en los Estados Unidos) desde 1997. Si no hacemos algo al respecto para ajustar el nivel del tipo de cambio, éste eventualmente tendrá que alcanzar su nivel teórico, y este ajuste bien podría ser brusco, lo cual arruinaría los planes del Banxico de controlar la inflación. Hay que recordar que de acuerdo a varios estudios, por cada punto porcentual en que aumenta el tipo de cambio, el impacto en la inflación es de un tercio de punto porcentual. En la actualidad el Banxico nos dice que hay un tipo de cambio libre en flotación, pero eso es una gran mentira, ya que el tipo de cambio no es “libre”. El Banxico manipula el nivel del tipo de cambio con tasas de interés artificialmente elevadas, lo que provoca que entren miles de millones de dólares de capitales golondrinos y especulativos a México cada año. No es posible que en todo el mundo desarrollado las tasas de interés están bajando y ¡¡¡en México están subiendo!!! (claro, en perjuicio de deudores y en beneficio de banqueros). Esta situación con las tasas de interés es lo que hace que el dólar cada vez este más barato en México, pero no nos confundamos, esto no es producto de una economía sólida, es producto de la “flotación sucia” que realiza el Banxico para tener un precio del dólar bajo y así controlar la inflación. Esta es la estrategia que se siguió en el Sexenio de Salinas y los resultados fueron devastadores. Ahora estamos en el momento correcto para relajar la política monetaria un poco, dar así más liquidez a la economía nacional y provocar crecimiento económico, bajar tasas de interés (con esto también se ayudaría a los deudores) y provocar un desliz gradual del tipo de cambio que fortalezca a la planta productiva nacional a través de más exportaciones y menos importaciones. En este planteamiento todos ganan, pero el Banxico se niega a hacerlo por su visión de muy corto plazo de la economía nacional. Muy probablemente cuando el Banxico se de cuenta del crecimiento del déficit comercial paradójicamente apretará más la política monetaria para así frenar la economía y disminuir el déficit comercial. Entonces tendremos lo que el Banxico siempre ha provocado en los últimos 8 años: recesión, muy bajo crecimiento del empleo, inflación a la baja y un tipo de cambio barato con elevadas tasas de inflación. México merece una política monetaria de primer mundo, no una política monetaria que responde a los intereses de Wall Street y de los grandes capitales. México requiere una política monetaria que fortalezca la planta productiva nacional y controle la inflación. Lástima que sean muy pocos los que opinen al respecto. Pero en otras latitudes si están tomando medidas al respecto. El Gobierno de Chile acaba de anunciar que para debilitar su moneda recomprará aproximadamente 9 mil millones de dólares de su deuda externa para disminuir sus reservas internacionales. Esto con el fin de fortalecer sus exportaciones y proteger a su planta productiva nacional de las imparables importaciones. ¿En México cuando tendremos un banco central que tome o proponga medida similar? * Director General GAEAP |
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