Artículos editoriales

Fecha: 19/11/09

La recuperación de Estados Unidos y México

Alejandro Gómez Tamez*

El pasado 15 de noviembre el presidente estadounidense Barack Obama se comprometió a tomar "medidas serias" para reducir el déficit fiscal de su país, el cual asciende durante este año a $1.41 billones de dólares, cifra que representa el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) de dicho país.

Es importante que en este sentido, el presidente haya reconocido que “el crecimiento basado en la deuda es incompatible con la prosperidad a largo plazo". Y es que el nerviosísimo por la política monetaria estadounidense por parte de países como China y Japón es entendible, dado que el creciente déficit del gobierno estadounidense es financiado mediante la emisión de más dinero por parte del Banco de la Reserva Federal (Fed).  En México hicimos esto de monetizar el déficit fiscal en la década de los setentas y ochentas y las consecuencias fueron nefastas para nuestra economía.

 

 

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La política estadounidense implica que en la medida que el gobierno federal gasta más de lo que ingresa incurre en un déficit y éste es financiado por medio de la emisión de bonos que son vendidos por parte del Departamento del Tesoro a la Fed, la cual a cambio entrega dinero al gobierno. El gobierno deposita este dinero (base monetaria) en bancos y éstos a su vez lo convierten en una cantidad mucho mayor de dinero (a través del proceso de expansión múltiple de depósitos bancarios) bajo el esquema de una banca de reservas fraccionarias. Así, por ejemplo, con una base monetaria de $100 dólares, éste dinero se transforma en dinero bancario por un monto de unos $1,000 dólares.

Todo esto lo señalo para ilustrar como el crecimiento del déficit fiscal en Estados Unidos se traduce en una expansión monetaria sin precedentes del dólar, y es por ello que hemos visto a un dólar débil en los últimos días (la oferta de dólares a nivel mundial es mayor que la demanda de éstos y por eso su precio cae). 

De acuerdo con el CIA Factbook 2009, China tiene reservas internacionales por $2.03 billones de dólares, mientras que Japón tiene reservas por $0.954 billones de dólares. Estas reservas están invertidas en bonos del Tesoro de Estados Unidos, y es por esta precisa razón que estos países están más que preocupados por la debilidad del dólar. Imagínese usted la pérdida millonaria de valor de sus reservas internacionales cada vez que el dólar cae un 1% en su valor.

Uno pudiera preguntarse a que se debe este fenómeno del déficit fiscal de Estados Unidos. Evidentemente se debe a que el gobierno gasta más de lo que recauda. Tenemos que apenas el pasado 12 de noviembre se revelaron cifras impresionantes acerca de la situación de las finanzas públicas estadounidenses.

Tan sólo en el mes de octubre de este año la diferencia entre el gasto y el ingreso del gobierno de Estados Unidos asciende a 176 mil millones de dólares, esto es 20 mil  millones más que en el mismo periodo de hace un año, y esto lo convierte en el peor octubre de la historia de Estados Unidos. ¿A cuánto equivalen 176 mil millones de dólares? ¡Pues a casi una quinta parte del PIB de México de todo un año!

¿Pero porque ocurre este déficit? La razón última es un aumento del gasto público (buscando reactivar su economía al menos artificialmente) que no se logra compensar por el lado del incremento de la recaudación fiscal ya que la actividad económica privada continúa deprimida y el desempleo en niveles record después de la segunda guerra mundial. La realidad es que las entradas de dinero a las arcas públicas estadounidenses son las más bajas desde octubre de 2002 y han caído un 18% comparándolas con la recaudación del mismo mes de 2008, para sumar $135 mil millones de dólares. Mientras tanto, el gasto público se ha contraído apenas 3%, para sumar $311 mil millones de dólares tan sólo en el mes de octubre.

El gobierno estadounidense hace esto para mantener a su economía con algún nivel de actividad (aunque sea de manera artificial), por lo que si estos apoyos gubernamentales a la demanda agregada fueran retirados, no nos debe caber la menor duda de que la economía estadounidense se colapsaría.

Es por esta razón que la incipiente recuperación económica de Estados Unidos no nos ha provocado que en México tengamos una recuperación como en otras ocasiones. Es decir, las exportaciones mexicanas hacía dicho país continúan cayendo a tasas cercanas del 25% anualizado debido a que el consumo americano no se ha reactivado. ¿Y cómo se van a reactivar las ventas mexicanas al exterior si el 60% de los consumidores estadounidenses están endeudados hasta el tope? 

Ante este panorama podemos afirmar que si bien México ha comenzado una incipiente recuperación, ésta no será inmediata, y será probablemente hasta el año 2012 que veamos los niveles de PIB nacional que observamos en el año 2008.

Lo único que puede darle un mayor dinamismo a la economía nacional es que el Congreso de la Unión implemente las reformas estructurales pendientes y que hemos señalado en innumerables ocasiones. La reforma fiscal (que amplíe la base de contribuyentes), la administrativa (que eficiente el gasto público), la energética (que permita la participación de la iniciativa privada en la refinación de petróleo y generación de electricidad), la laboral (que haga nuestro mercado laboral más flexible sin sacrificar conquistas sindicales), entre otras.

Si México no se hace dueño de su destino y continúa atenido a la evolución económica de Estados Unidos, seguiremos perdiendo tiempo valioso y acumulando pobres.

*Director General GAEAP

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