Artículos editoriales / Sección especial: Economía de China

Fecha: 8/4/13

El petróleo no es la solución con China

Alejandro Gómez Tamez*

 

Para que México pueda verdaderamente comenzar a equilibrar su balanza comercial con China, la cual registró un déficit de -51,215.3 millones de dólares (mdd) en el año 2012, se requiere un incondicional  impulso al sector manufacturero exportador nacional y paralelamente llegar a acuerdos con China para que esta nación deje de mantener barreras no arancelarias que impiden la adecuada incursión de los productos mexicanos en el mercado chino.

 

En este orden de ideas, el anuncio hecho el sábado 6 de abril en el marco de la visita oficial del presidente de México, Enrique Peña Nieto, a la República Popular China, en el sentido de que a partir de este mes Petróleos Mexicanos (Pemex) exportará un mínimo de 30 mil barriles diarios de petróleo a China, producto de un acuerdo firmado por dos años con la paraestatal china Sinopec, pues está a años luz de poder siquiera ser considerado como un remedio para el déficit comercial mexicano, como alguno que otro analista despistado lo ha querido hacer ver.

 

En este tenor vale la pena señalar que en el año 2012 México exportó a China productos petroleros por un valor de apenas $409.4 mdd. Esta cifra es tan baja porque hasta ahora lo que venía sucediendo es que Pemex exportaba a China de manera esporádica mediante contratos en el mercado spot de materias primas que se realizan por día, por lo que las ventas de petróleo a China registraban cantidades promedio de apenas unos 50 mil barriles al mes.

 

Así, con este nuevo contrato/acuerdo podemos pensar que las exportaciones petroleras de México a China podrían incrementarse en unos 700 millones de dólares más de lo que se exportó en 2012. Es decir, con este nuevo instrumento comercial, las exportaciones petroleras totales de México a China podrían estar en un rango entre los 1,100 y 1,500 millones de dólares al año.

 

Con estos datos, y dado el abultado déficit comercial con China registrado en 2012 de -51,215.3 mdd, debe quedar claro que estamos muy lejos de que la balanza comercial con dicha nación se vaya a equilibrar en función del contrato petrolero firmado, y que por lo tanto la verdadera estrategia para comenzar a equilibrar las relaciones comerciales con China debe estar fincada en apoyar a los exportadores mexicanos y negociar la eliminación de barreras no arancelarias y trato justo a los productos mexicanos por parte del gigante asiático.

 

Lo anterior no debería ser mucho pedir sobre todo si consideramos que existe la “voluntad política” por parte de China de resolver la situación de la balanza comercial, tal como lo señaló el presidente Peña Nieto al mencionar que el consenso al que llegó tras la reunión con su homólogo chino, Xi Jinping, fue en el sentido de colaborar para aumentar las exportaciones de México a China y corregir así el déficit histórico en la balanza comercial. Concretamente Peña Nieto apuntó: “(Xi Jinping) mostró la mayor disposición a trabajar con México para corregir el desequilibrio en la balanza comercial".

 

Entonces dado lo anterior, debemos pedirle a nuestro presidente que cuando regrese a México nos informe de que acuerdos concretos (y en qué tiempo) alcanzó con su homólogo chino para mejorar la balanza comercial, más allá de que les vamos a vender 30 mil barriles diarios de petróleo.

 

Ojala que éste no sea el único resultado concreto de Peña Nieto por su viaje a China, ya que es urgente resolver el problema dado que la situación económica se está complicando mucho para los productores mexicanos también por el factor tipo de cambio, el cual cerró el viernes 5 de abril en niveles de $12.18 pesos, lo que implica que nuestra moneda ya está sobrevaluada en 11.5% respecto a su nivel técnico de equilibrio de 13.70 pesos por dólar (en base a diferenciales de inflación acumulados entre México y Estados Unidos desde 1997 a la fecha).

 

Como ya lo he señalado en múltiples entregas anteriores, la sobrevaluación del peso no está fincada en la solidez de la economía nacional y es producto de la entrada masiva de capitales de corto plazo al país. Y esto es lamentable porque ésta merma la competitividad de los productores nacionales al volver sus productos más caros y debilita fuertemente el mercado interno, ya que se obtienen menos pesos por los bienes exportados, hay más importación de bienes e consumo que desplazan la producción nacional, las familias más pobres reciben menos pesos por los dólares que les envían, y el sector turismo se ve afectado al ser más barato vacacionar fuera de México que en el país.

 

El daño que se le está haciendo a la planta productiva nacional por el desequilibrio comercial con China y por un peso fuertemente sobrevaluado hace que la marcha económica nacional sea en el mejor de los casos de estancamiento para muchos sectores manufactureros. Ahora en día volvemos a escuchar de los problemas que están teniendo empresarios para vender a sus clientes habituales y de problemas por la falta de pedidos lo que eventualmente se traducirá en despidos de personal.

 

Es verdad que el Banco de México ya bajó la tasa de interés de referencia de 4.5% a 4.0%, pero aun con esto el peso se ha fortalecido por la entrada masiva de capitales foráneos, dada la expectativa positiva de la economía nacional ante las posibles reformas fiscal, energética y de telecomunicaciones.

 

Así pues, se deben tomar medidas urgentes que eviten que sigan entrando masivamente capitales foráneos al país para ser invertidos a plazos muy cortos en Cetes y en este sentido, el Banxico debería contemplar una nueva baja en la tasa de interés; o bien, México debería emitir bonos de menor calidad crediticia (junk bonds) en los que se canalice la entrada de divisas al país y sirvan para financiar proyectos de infraestructura; o bien, de plano se debería contemplar el cobro de un impuesto a los capitales extranjeros, tal como lo hizo Brasil.

 

Si el gobierno se queda sin obtener mejores resultados de la visita del presidente a China (más allá de un contrato de venta de petróleo), y si el peso continúa con su tendencia a apreciarse, el gobierno mexicano estará enfrentando un verdadero problema económico hacía finales de año con un sector manufacturero francamente paralizado y mayores niveles de desempleo.

 

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