Artículos editoriales

Fecha: 3/01/13

El reto del empleo en México

Alejandro Gómez Tamez*

 

 

Al iniciar el año 2013 un reto urgente que debe afrontar el nuevo Gobierno Federal es el del desempleo y subempleo. De acuerdo a cifras proporcionadas por el INEGI, al tercer trimestre de 2012 la población desocupada en México se situó en 2.6 millones de personas y la tasa de desocupación correspondiente fue de 5.2% de la Población Económicamente Activa (PEA). Por su parte, la población subocupada alcanzó 4.2 millones de personas, lo que implica una tasa de 8.7% respecto a la población ocupada.

 

De esta manera, en nuestro país hay unas 6.6 millones de personas que están buscando activamente un empleo y no lo tienen, o bien que desean laborar una jornada completa y no lo logran por razones ajenas a su voluntad (razones de mercado).

 

Ante este reto el Gobierno Federal entrante ha iniciado con el píe derecho al tomar una decisión fundamental para el beneficio del empleo en tres de los sectores manufactureros más sensibles a nivel nacional. Y es que el pasado 31 de diciembre el Presidente Enrique Peña Nieto emitió un Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación mediante el cual se pospone por un año la entrada en vigor de la reducción arancelaria que estaba programada para el primer día del 2013, respecto de 94 fracciones arancelarias que clasifican productos de la industria textil, vestido y del calzado.

 

Es decir, solamente 94 fracciones arancelarias, que iban a registrar una baja de su tasa de impuesto a la importación a partir del 1 de enero de 2013 para llegar al 20%, detuvieron su disminución de arancel gracias al Decreto. 

 

Cabe destacar, como se señaló en la correspondiente nota de El Financiero, que estas fracciones representan solamente el 7% de las 1,339 fracciones de los sectores textil, vestido y calzado; sin embargo, se debe mencionar que estas 94 fracciones son las más sensibles para estas tres industrias y por lo tanto amparan los productos que más empleos generan a nivel nacional en estos sectores.

 

De acuerdo con la Secretaría de Economía, resultaba conveniente posponer hasta el 1 de enero de 2014 la disminución de los aranceles al 20%, porque con esta medida se contribuye a la consolidación de los planes y modelos productivos de estos sectores, y se permite avanzar en su posicionamiento en el mercado interno. Cabe destacar que las industrias del vestido y calzado representan más de 10% del total de empleo de la industria manufacturera, y éstos sectores se han comprometido con la reconversión de sus procesos productivos, la innovación y generación de productos con mayor valor agregado.

 

Así, por lo anteriormente señalado, el nuevo Gobierno Federal merece ser reconocido por esta valiente acción en favor del empleo y la industria nacional. Y es que no era correcto que se bajaran los aranceles a productos terminados cuando el costo país de México continúa siendo mucho más elevado que el de otras naciones, precisamente por cuestiones que el anterior Gobierno Federal se comprometió a resolver y no hizo (por ejemplo lo relacionado con romper con oligopolios y monopolios que generan costos excesivos de producción).

 

Sin embargo, en otro frente las cosas parecen complicarse para la industria nacional, exportadora y no exportadora. Al escribir estas líneas el tipo de cambio se ubica en $12.7486 pesos por dólar, lo que implica un nivel del dólar 50 centavos más bajo que el observado apenas el 15 de noviembre de 2012, cuando la paridad se ubicaba en $13.2518 pesos por billete verde.

 

De esta forma, en menos de dos meses el dólar ha bajado (en términos de pesos) en 3.8% lo cual perjudica a la planta productiva nacional al volver los productos importados más baratos y los nacionales relativamente más caros, ocasionando con ello mayores importaciones y más dificultades para los exportadores nacionales para vender sus productos en el extranjero.

 

Sin duda la revaloración del peso, ocasionada por la entrada masiva de capitales golondrinos al país y no por cuestiones estructurales de nuestra economía, perjudica el empleo nacional. Y lo que es peor, si la tendencia de apreciación del peso continúa pues entonces el hecho de que se haya pospuesto la disminución arancelaria quedará prácticamente sin efecto.

 

Para ilustrar este punto veamos el siguiente ejemplo numérico: Supongamos que una mercancía proveniente de Vietnam tiene un costo de $10 dólares. Al ingresar  a México tendría que pagar el correspondiente IVA y supongamos que un arancel del 30%. Así, este producto ya estaría en el territorio nacional a un costo de $15.08 dólares, y si el tipo de cambio fuera de $13.50 pesos entonces tendía un  precio en México de $203.58 pesos.

 

Ahora supongamos que los aranceles se mantienen en 30%, pero el dólar baja a $12.50 pesos. Pues bajo este escenario ese producto de $10 dólares proveniente de Vietnam costaría ya puesto en México $188.50 pesos; es decir un 7.41% menos. Lo anterior implica que una disminución en el precio del dólar en 7.41% equivale a una baja de aranceles de 9.6 puntos porcentuales (por ejemplo de 30% a 20.4%).

 

Así pues, se vuelve fundamental que la política industrial que este Gobierno Federal quiere implementar venga acompañada de un tipo de cambio competitivo, ya que de nada servirá el haber mantenido los aranceles en las tres industrias manufactureras sensibles si el tipo de cambio continúa generando una apreciación mayor del peso (y todo indica que el peso se mantendrá fuerte durante un tiempo más).

 

Es por estas razones que el Banco de México debe alinearse a lo que el país necesita y debe dejar de trabajar exclusivamente en favor de un sector financiero cada vez más rico. ¿A qué me refiero? Pues a que debe bajar las tasas de interés aumentando la oferta monetaria, ya que las artificialmente altas tasas de interés han provocado la atracción y entrada masiva de miles de millones de dólares en capitales golondrinos, lo que lleva al peso a un nivel fuerte de sobrevaluación respecto al dólar.

 

Y más aún, como lo comentábamos en la anterior entrega. Un dólar fuerte perjudica a los más pobres porque hace que se les den menos pesos por los dólares que reciben por remesas. Y si se esperan recibir unos 24 mil millones de dólares por este concepto en 2013, pues el tener un tipo de cambio en $12.75 pesos por dólar en lugar del que debería ser de $13.75 pesos por dólar, pues implica que los más pobres de México dejarán de recibir $24 mil millones de pesos en el año, lo que perjudica el mercado interno.

 

¿Cuál es la conclusión de todo lo expresado en este editorial? Pues que la decisión de haber retrasado la baja de aranceles fue muy positiva porque resguarda el empleo nacional; pero la mala noticia es que el peso se está apreciando cada vez más, lo que entonces es equivalente a una baja arancelaria ya que genera más importaciones y dificulta las exportaciones.  Así, todo indica que la Secretaría de Economía y el Ejecutivo Federal están haciendo su trabajo, del que no vemos señales positivas es del Banco de México, ya que a él no le interesan los empleos, y solo le preocupa generar condiciones de elevadas tasas de interés que favorezcan al sector financiero nacional.

  

Director General GAEAP*

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