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Fecha: 10/01/13

¿Hacía una relación más madura con China?

Alejandro Gómez Tamez*

 

El pasado 7 de enero se celebró la XXIV reunión de Embajadores y Cónsules en la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), y en dicho evento el canciller José Antonio Meade delineó los ejes de la política exterior del Gobierno Federal, al señalar concretamente qué es lo que se busca con cada región del mundo.

 

No voy a elaborar sobre todo lo que dijo, pero si quiero resaltar que con respecto a Asia-Pacífico señaló específicamente que se deben ampliar y consolidar las relaciones con países cuya pujanza económica y proyección internacional los convierten en socios clave del siglo XXI.

 

Más tarde, en el marco de este mismo evento un panel de expertos hizo distintas recomendaciones sobre las políticas exterior y económica, entre las que destacaron las de Andrés Rozenthal, investigador de la Institución Brookings en Estados Unidos, quien señaló que "nuestra política hacia China tiene que cambiar de la política defensiva relacionada con impedir o complicar el comercio entre ambos países o inversión, a una relación mucho más madura".

 

Realmente esta es una recomendación hecha muy a la ligera y parece denotar desconocimiento sobre la realidad de los exportadores mexicanos. La evidencia muestra que México se ha abierto a China de forma muy importante bajando aranceles y terminando con las Medidas de Transición en los sectores que las tenían. Pero por otra parte, la misma evidencia muestra que China se ha mantenido cerrada hacía las exportaciones de México “que no le convienen” a través de toda clase de barreras, tanto arancelarias como no arancelarias, e inclusive recurriendo a la piratería de diseños mexicanos. Y para ilustrar este punto basta con mencionar algunos datos duros publicados por el INEGI.

 

Tenemos que durante 2011 México exportó a China bienes (incluido petróleo) por apenas 5,964.2 millones de dólares (mdd), mientras que en ese mismo año México le compró a China bienes por 52,248.0 mdd, lo que nos ocasionó un déficit anual en la balanza comercial con dicha nación de -46,283.7 mdd.

 

Con respecto a 2012, tenemos que en los 10 primeros meses del año México exportó a China bienes por 4,817.5 mdd, mientras que China exportó a México bienes por 46,849.1 mdd, lo que nos ocasionó un déficit en nuestra balanza comercial con dicha nación de -42,031.5 mdd en tan sólo 10 meses.

 

Haciendo pues el comparativo de las exportaciones de México hacía China en los diez primeros meses de 2011 con respecto a las exportaciones de los primeros diez meses de 2012, tenemos que éstas crecieron un magro 2.9%. Por su parte, las exportaciones de China hacía México crecieron en el mismo periodo 10.1%.  Todo esto sugiere que en 2012 nuestro déficit comercial con China será aún más escandaloso que el observado en 2011.  Y lo que es peor es que está situación no parece mejorar sino que cada vez es peor, son déficits crónicos cada vez más y más invasivos en contra de la planta productiva nacional. 

 

Ante estos datos me gustaría preguntarle al Dr. Rozenthal ¿a qué se refiere cuando señala que debemos transitar de una relación con China de complicar el comercio hacía una más madura? Considero que estos señalamientos tendría que írselos a hacer a los chinos quienes son renuentes a permitir inversión mexicana y también imponen todas las trabas posibles para impedir que las empresas mexicanas puedan vender los productos que compiten con los hechos en China.

 

Llama poderosamente la atención que mientras Estados Unidos trata de poner en cintura a China porque son bien sabidas sus prácticas comerciales de competencia desleal, en México haya voces que piden que ya no le tengamos miedo a China y que les abramos nuestros mercados aún más. Lo interesante es que quienes hacen estas propuestas no son dueños de fábricas, sino personajes del medio académico, gubernamental y desde luego comerciantes importadores.

 

Para ellos ha resultado muy fácil el decir que no podemos competir con los chinos porque somos ineficientes, y no se ponen a pensar en los costos adicionales que tiene México por los oligopolios y monopolios existentes en materia energética, sector financiero, sector telecomunicaciones, entre otros; además de los excesivos costos fiscales y en materia de seguridad social. Y no se diga la cuestión el tipo de cambio, ya que China tiene actualmente un yuan subvaluado hasta en un 40%, mientras que México tiene un peso sobrevaluado en 8%, por lo que con este factor los empresarios chinos ya cuentan con una gigantesca ventaja adicional con respecto a los mexicanos.  

 

Todos estos elementos son la parte que no los críticos no ven, pero si son buenos para apuntar su dedo acusador en contra de los empresarios del sector manufacturero.

 

Así pues, ahora que México está en este proceso de redefinición de una nueva política en materia de relaciones exteriores, es conveniente que se siente a dialogar con los chinos en aras de lograr un comercio más equilibrado, pero no en base a que les sigamos entregando nuestro mercado, sino en base a que permitan a las empresas mexicanas hacer negocios allá y terminen con sus prácticas desleales de comercio internacional.

 

Director General GAEAP*

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